Negueruela pincha

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La digitación de cargos desde la cúpula en los partidos políticos únicamente funciona cuando corrobora la voluntad mayoritaria de la militancia. En cambio, si se trata de imponer un candidato con calzador, es una pésima estrategia que acaba desnudando la oposición que subyace entre los afiliados.

A Iago Negueruela lo han elegido 41 militantes de Palma que representan el 60 por ciento de los que participaron en el paripé. Convendrán conmigo que hay presidentes de escalera con mucho más apoyo. Incluso porcentualmente, sería un magnífico resultado si hubiera tenido enfrente un candidato alternativo al que hubiera derrotado, pero hace demasiado tiempo que los socialistas evitan el debate ideológico interno que está en la base de la democracia de los partidos y apuestan por el sistema tradicional de la izquierda clásica, la elección a la búlgara, que ellos confunden con la digitación a la madrileña.

El problema, pues, es que el gallego no tenía enfrente a nadie, salvo a los disgustados por la imposición autoritaria del hombre de Armengol, es decir, el 40 por ciento de los militantes que han votado en blanco, o sea, que prefieren la nada al candidato propuesto por la jefa, lo que equivale a preguntar, como en el chiste, ¿Hay alguien más? De hecho, el único mérito político conocido de Negueruela es precisamente su lealtad a la amada líder. Salvo los muy fans, los socialistas de Palma no totalmente obnubilados por los ensalmos de Sánchez saben que no puede ser candidato a la alcaldía de Palma por diversos motivos, tan evidentes que hasta parece mentira que no los vean en la calle Miracle. Negueruela es gris, escasamente empático, percibido como un paracaidista rebotado en la política balear y, encima, representa todo lo antitético al carácter mallorquín, por más que los isleños seamos ya una franca minoría en nuestro archipiélago y este rasgo tenga hoy menor importancia.

Afortunadamente para la izquierda, que sea secretario general de la agrupación socialista palmesana no supone necesariamente que deba ser el alcaldable del PSIB. Pero, entonces, es que hay un tapado o tapada que Armengol nos oculta, dejando que se le siga dando estopa a su fiel alfil galaico. Pudiera ser Rosario Sánchez, pero sospecho que esta sería más bien la tapada de la propia Armengol y no de Negueruela, porque, salvo catástrofe total en las filas conservadoras, el ego de la inquera y su instinto de supervivencia política -ponerse a despachar paracetamoles a los 56 años ha de ser duro- le impedirá en 2027 someterse a la posibilidad cierta de volver a ser humillada por la campanera; quién sabe si, esta vez, por mayoría absoluta. Si Prohens noquea a Sánchez (Rosario), el riesgo para el partido es mucho menor. Siempre lo podrán atribuir a la ola reaccionaria que recorre Europa de Lisboa a Budapest. Pero, si quien la manda a la lona a Rosario Sánchez es Jaime Martínez, entonces el devenir de su carrera política estará finiquitado y sería una pena.

Elucubraciones aparte, lo cierto es que el mismo Negueruela tiene que estar lamentando en este momento que le hayan metido en semejante berenjenal, del que poco bueno podrá cosechar. Ni siquiera puede ponerse a cortar cabezas disidentes en plan Beria, porque, si se descuida, se encontrará solo.