Antonio Papell
Antonio Papell

Periodista

Destruir al adversario

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En abril de 2024, el expresidente Aznar, sentado junto a Feijóo, después de declarar a Sánchez «un peligro para la democracia española», prosiguió: ¿qué se puede hacer? Pues el que pueda hablar, que hable. El que pueda hacer, que haga. El que pueda aportar, que aporte. El que se pueda mover, que se mueva. El que pueda intentar...».

Después llegó todo lo conocido: la esposa y el hermano del presidente del Gobierno están padeciendo unas actuaciones judiciales que a muchos observadores nos parecen oportunistas, excesivas y extemporáneas y, desde luego, difíciles de relacionar con unos hechos carentes de contenido criminógeno. El acaudalado empresario que al parecer hizo pingües negocios ilegales a la sombra de Ábalos, con beneficios fraudulentos que se miden en centenares de millones de euros, está en estos momentos disfrutando de unas elitistas vacaciones Ibiza, una vez que la Justicia le puso en libertad condicional tras haber vomitado acusaciones sin tasa y con escaso cuerpo contra el gobierno. En las alturas judiciales se producen escarceos tendentes a impedir que el gobierno desarrolle su política de pacificación en Cataluña, pese a que los catalanes, en su inmensa mayoría, entienden que se ha elegido el camino correcto. Y determinados medios regados con subvenciones públicas vierten infundios sin fundamento, que nunca se demuestran, contra varios miembros de la actual mayoría…

Cuando Aznar lanzó aquella consigna, algunos entendimos que la propuesta era un corrosivo ‘todo vale’ para expulsar al Gobierno. Hasta entonces, nadie había mostrado caminos alternativos al que pasa por ganar unas elecciones después de haber seducido mejor que el adversario a los electores. Pero aquella arenga sugería otra estrategia: la de destruir a quien tenga la osadía de gobernar sin pertenecer a la oligarquía reaccionaria de este país.

Afortunadamente, hay ya claros indicios de que la profesión judicial, discretamente, está reaccionando contra algún descarado intento de lawfare. Además, la economía del país va como un tiro. El único problema real que tenemos es esta solapada táctica de tratar de destruir al oponente en lugar de combatirlo con la palabra y con la inteligencia, que no sobran en estos parajes oscuros de la cabreada caverna de siempre.