Inmersos en plena temporada turística es fácil constatar que la batalla contra la masificación en Balears ha perdido un combate más, el problema sigue en la lista de cuestiones pendientes por resolver. Y es que no hay soluciones mágicas, todavía menos cuando se adivinan las consecuencias de cualquier medida restrictiva. Los últimos datos de la afiliación a la Seguridad Social señalan que el 26 por ciento de los empleos en las Islas están vinculados al sector turístico, una realidad que cualquier gobernante sensato no puede dejar de tener presente. Que se lo digan a la presidenta del Govern, Marga Prohens, o a su antecesora, Francina Armengol. Cualquier decisión que se adopte para frenar el aumento constante de turistas (sin mentar la reducción) tiene un impacto directo en las economía de miles de familias y organismos públicos, por eso el debate se enquista año tras año.
La manifestación convocada para el próximo día 15 de junio en Palma por un amplísimo abanico de entidades ciudadanas para acabar con la masificación turística tendrá, con seguridad, una participación más que notable. La llegada de visitantes ya no deja a nadie indiferente, el tema interpela a los residentes que reclaman para otros lo que se niegan a asumir como individuos. Pueden apostar que la inmensa mayoría de los asistentes ya ha visitado, como mínimo, tres capitales europeas masificadas. El grupo de viajeros hasta América y Asia no piensen que sea residual. Y es que viajar, hacer turismo, se ha convertido en un derecho irrenunciable en la práctica totalidad de países occidentales y ricos. ¿Una epidemia? ¿Turismo sólo para las élites? Las respuestas no son sencillas, pero el funanbulismo dialéctico habitual del vicepresidente Antoni Costa confirma el despiste sobre un tema capital para nuestro futuro.
Admitir que el problema no se considera, todavía, prioritario para la inmensa mayoría de la población es una premisa indispensable para abordar con seriedad el asunto. Recuerden el dato de afiliación a la Seguridad Social. El maná turístico balear ofrece un banquete al que es muy difícil renunciar, un fenómeno que para reconducirlo requiere de un liderazgo político y compromiso social que no se vislumbra por ahora. La cuestión no es recordar el lema de ‘un turista, un amigo’ que proclama la carta del presidente del Fomento de Turismo, Eduard Gamero. La responsabilidad de lo que ocurre no es de quienes nos visitan.
Cerco judicial
Lamento tener que insistir en la penosa situación en la que se encuentra el Gobierno y su presidente, Pedro Sánchez, a la vista de la evolución de las diferentes causas judiciales que le rodean. Los casos son archiconocidos y ninguno se desactiva, al contrario. La dimisión de Miguel Ángel Gallardo como presidente de la Diputación de Badajoz para poder quedar bajo el amparo del aforamiento como diputado autonómico extremeño es un indicio de que, tal y como se sospecha, el fichaje laboral de David Sánchez Pérez-Castejón obedecía a indicaciones y recomendaciones políticas.
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