Toni Vera
Toni Vera

Exjefe de la Policía Local de Palma

Teléfonos y mensajes desaparecidos en acto de servicio

TW
0

«La correlación indica la fuerza y la dirección de una relación lineal y la proporcionalidad entre dos variables estadísticas. Se considera que dos variables cuantitativas están correlacionadas cuando los valores de una de ellas varían sistemáticamente con respecto a los valores homónimos de la otra» (Wikipedia).

Por ejemplo, una variable cuantitativa podría ser el número de requerimientos judiciales a una determinada persona para examinar los mensajes existentes en su teléfono móvil, estando ésta inmersa en una causa judicial en calidad de investigado (antiguo imputado). Otra variable cuantitativa sería el número de incidencias o percances que ha sufrido recientemente esa persona con respecto a su dispositivo móvil, precisamente el que se tiene que analizar.

Pues bien, parece ser que la correlación es de 1 (el máximo), o lo que es lo mismo, una relación directa entre ambas variables. Por supuesto, no se puede afirmar que exista causalidad (Dios me libre de pensar algo así). Lo que podemos decir, sin miedo a equivocarnos, es que debe ser producto de la casualidad, es decir, del azar.

Debido precisamente a la casualidad, estoy convencido que el juez (jubilado) Penalva, el fiscal (jubilado) Subirán y el Fiscal General del Estado tienen en común que, cuando han sido respectivamente requeridos por magistrados instructores para que hicieran entrega de sus teléfonos móviles, o bien ya habían cambiado recientemente de teléfono móvil, o bien se le había caído al suelo, o bien habían borrado todos sus mensajes por el bien de la Seguridad del Estado (por la información sensible almacenada).

Nada que objetar, porque tengo la plena seguridad de que, si esto nos ocurre a cualquier ciudadano en un proceso judicial, también será valorado como un producto de la casualidad y no causalidad (causa-efecto) entre un hecho y el otro. Ya saben, el principio de igualdad de todos los españoles.

«El contundente informa de la Unidad Central Operativa (UCO) que ha remitido al magistrado Ángel Hurtado, complica más si cabe la situación del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Según la investigación, García Ortiz borró todos sus mensajes de WhatsApp en dos ocasiones el 16 de octubre de 2024, coincidiendo exactamente con la apertura de la causa judicial en su contra». (ondacero.es 11/2/25)

El que los expertos informáticos de la Guardia Civil no hayan logrado recuperar los mensajes de su dispositivo móvil sólo puede obedecer a que se han utilizado medios sofisticados en la eliminación y no un mero borrado al uso (hablo desde el conocimiento de un perito informático forense). Naturalmente, como español, agradezco enormemente al Fiscal General la protección de la Seguridad del Estado con acciones tan contundentes como la realizada (y tan repetida). Pero también su sacrificio personal, porque han desaparecido sus fotos personales, mensajes familiares, sus archivos domésticos…. Irrecuperables. Desaparecidos en acto de servicio como daño colateral. No sé ustedes, pero a mí me enternece.

En contra de lo que afirma la estadística, veremos a ver qué dice la Justicia (o los Whatsapps): correlación, casualidad o causalidad.

«La casualidad no sonríe al que la desea, sino al que se la merece».(Ramón y Cajal)