Juan Franch
Juan Franch

Profesor de la UIB

Adiós moratoria

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Esta primavera, finalmente, nos ha traído un levantamiento de moratoria turística que tenía parado nuestro principal motor económico tras un largo periodo de inacción y de discutir sin plan todas las maldades (o externalidades negativas) del turismo; como si no existiera el bienestar que nos ha propiciado (no importa repetir cómo sufragamos la sanidad pública y tantas otras prestaciones). No defender las moratorias nos convierte en despiadados liberales y quienes sí las defienden seguramente no tendrán en cuenta la propia naturaleza y exigencias que conllevan estas técnicas (en las que incluyo las prohibiciones). Algunos las eternizarían como justificación a su falta de respuesta a los problemas y, por lo tanto, que se haya levantado nos lleva a pensar que pronto se pondrán en movimiento unas medidas que ojalá sean soluciones que nos lleven a un nuevo escenario (no hay mayor sinsentido que esperar para nada). Parece que ya tenemos los datos y la radiografía y ahora es el momento de solucionar los muchos retos que se plantean a diario en nuestras islas. Les pregunto si están de acuerdo con una ‘paralización’ (que sería la medida más radical ante cualquier actividad económica) y que esta pueda ser utilizada como ‘medida cautelar’ mientras diagnosticamos un problema y sus posibles soluciones. Al sector político hay que pedirle previsión y en cualquier caso máxima eficacia mientras cualquier sector a replantear sigue su camino. Obviamente todo queda condicionado por la visión que se pueda tener del presente que es objeto de intervención. A veces desde el sesgo o la presión social es imposible ser objetivo y ello supone un buen trabajo por parte de los lobbies o los grupos de presión (en estas islas unas decenas de personas detrás de una pancarta ya son consideradas como tales). Por ejemplo, cuál es su reacción ante esta afirmación: Las plataformas de VUT han introducido competencia en el sector turístico, han maximizado las posibilidades de explotación de los bienes inmuebles y han generado crecimiento y oportunidades económicas para los oferentes y usuarios (no olvidemos targets como las familias, que no pueden acceder por precio a alojamiento hotelero para todos sus miembros). Y, obviamente, todos tendremos muy presentes estas tres externalidades negativas: reducción de la oferta de vivienda residencial, gentrificación de las zonas más turísticas de nuestras ciudades o molestias para los vecinos. Por todo ello las ciudades van hacía un monocultivo hotelero del alojamiento en las ciudades (eliminando las estancias en edificios plurifamiliares). Y ello ocurrirá incluso cuando los informes económicos no son concluyentes sobre el grado de responsabilidad en las dificultades de acceso a la vivienda y ordenación urbana derivados del mal llamado alquiler vacacional. Los datos (Portal Barcelona Dades de su ayuntamiento o Índice Fotocasa) demuestran un escaso impacto en los precios del alquiler de las moratorias de licencias turísticas en Cataluña (desde 2014) o Baleares con lo que la moratoria además de no proporcional no parece que haya obtenido el resultado que la debería justificar. Ojalá cambiemos el prohibir y parar por legislar con estrategia, consenso y tino.