Santa Maria del Camí alza la voz

TW
0

Santa Maria del Camí ha vuelto a ser epicentro de la lucha por la dignidad de nuestra lengua. Ayer, la Diada per la Llengua tiñó de reivindicación y cultura la plaza Nova. No fue solo una fiesta, también fue un grito colectivo: el catalán es el alma de nuestro pueblo y no permitiremos que lo arrinconen ni lo silencien.

Desde primeras horas de la tarde, centenares de personas acudieron para sumarse a una jornada donde la música popular, los bailes, la palabra y la memoria tomaron las calles. La llamada ha sido clara: frente a las políticas lingüísticas regresivas y el retroceso alarmante del uso social del catalán, es momento de unidad y de resistencia.

Durante el acto central, figuras como Josep Buades y Antoni Llabrés pusieron voz al sentir de una comunidad que, pese a las adversidades, mantiene viva la llama de su identidad. Entre banderas, pancartas y canciones, el mensaje ha sido inequívoco: la lengua no es un simple vehículo de comunicación, es nuestro patrimonio inmaterial más esencial, la herencia que nos conecta con quienes fuimos y la promesa de lo que queremos seguir siendo.

La interpretación de La Balanguera, cargada de emoción, recordó que la lengua es también poesía y símbolo de arraigo. Al caer la tarde, los grupos musicales pusieron ritmo a una jornada que, más allá de lo lúdico, ha reafirmado el compromiso colectivo: no hay futuro posible sin la plena normalización lingüística. Santa Maria del Camí ha dicho basta. Ha exigido políticas valientes, educación íntegramente en catalán y un marco legal que blinde lo que somos. Porque defender la lengua es también defender la cohesión social, la diversidad y la libertad.

Santa Maria ha demostrado que cada palabra dicha en catalán, cada verso y cada canción son actos de resistencia. La Diada no solo fue ayer un evento festivo: fue un compromiso renovado con la historia y con el futuro. Fue un clamor para que Mallorca siga siendo, en esencia y en voz, terra de llengua pròpia.

Como yo misma dije en una ocasión: «Les llengües són cases que mai no hem de deixar caure.» En Santa Maria, una multitud reafirmó que esa casa para todos sigue en pie y que lucharemos para que siga siendo hogar para las generaciones futuras.