Joan Martorell
Joan Martorell

Periodista

Un pozo sin fondo

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El proceso de conversión del personal de la radio televisión de Balears, IB3, en trabajadores públicos, iniciado por el Govern de Armengol, presenta graves deficiencias, como ha puesto de manifiesto el informe de la Sindicatura de Comptes, y consolidará un modelo de medios informativos públicos que son económicamente un auténtico pozo sin fondo.

La Sindicatura de Comptes es el organismo que vela, por mandato del Estatut d’Autonomia, por el correcto desenvolvimiento de la actividad económica y financiera de las administraciones. El análisis conocido estos días sobre el grupo IB3 expone tal cúmulo de defectos que los síndicos dudan de la legalidad del procedimiento por el que se convierten en funcionarios más de 300 trabajadores del grupo mediático, al carecer de pruebas de que se hayan garantizado los principios de igualdad, mérito, capacidad y publicidad en la provisión de los puestos de trabajo. En otras palabras, todos fijos de una plantilla sufragada con dinero público sin las oposiciones o pruebas de acceso exigidas para cualquier puesto de trabajo similar en las administraciones. IB3 ha venido funcionando desde su fundación hace veinte años mediante la contratación externa de los servicios necesarios. La vida del ente público no ha sido pacífica. A partir de ya, las relaciones laborales estarán fuertemente sindicalizadas como ocurre en todos los medios de similares características, TVE en primer término. Desde un punto de vista político, ningún gobierno, ni del PP ni del sanchismo y asociados, ha querido a un director general profesional e independiente al frente del conglomerado mediático. Les ha podido la tendencia irresistible a meter baza en la radio y la televisión públicas. Sobre el papel, la literatura sobre la función cohesionadora de los medios, la defensa de la lengua y la difusión de educación y cultura. En la realidad, información y contenidos alineados con las políticas del Govern de turno. La llamada internalización (el palabro no figura en el diccionario) fue iniciada por el Govern de Armengol y, tras el cambio de mayoría en el Parlament en 2023, se llevó por delante al primer director general del Govern del PP, Albert Salas, «fundido» por la negociación de la integración, apenas un año después de su nombramiento. Ahora, pendiente de finalizar el proceso, el informe de la Sindicatura es demoledor, señalando carencias en los más de 100 expedientes analizados tales como falta de contrato previo y vida laboral; ausencia de documentación para confirmar categoría laboral; salarios, complementos y antigüedades sin verificar; sin detalle acerca de las funciones previas y su coincidencia con las asignadas tras la integración; y hechos tan significativos como que las empresas contratadas por IB3 siguieron incorporando personal después del anuncio de la nueva realidad laboral (no hay que descartar que el proceso haya sido el refugio de asesores del Govern de Armengol que se quedaban al pairo), y casos de trabajadores en excedencia que se convierten en fijos de IB3 el excedente y el sustituto. Armengol se ganó el aplauso entusiasta de los trabajadores por iniciar el cambio de régimen laboral. Por lo visto parece que las cosas se hicieron con los pies. El marrón ahora es de Marga Prohens.