Indecente

Y se consideran mexicanísimos. En fin, esta señora ha sido la impulsora del odio institucional del país americano hacia España, la que tuvo la brillante idea de exigir al Rey que pidiera perdón público por los crímenes cometidos por los españoles durante la Conquista. Hasta ahí todo bien. Uno puede amar y odiar a quien le dé la gana y también existe el derecho libre a exigir lo que desee. Ante el vicio de pedir existe la virtud de no dar y eso es lo que hizo Felipe VI, ignorar por completo los desvaríos de esta mujer. Pero resulta que, una vez ‘jubilados’ de su posición política, la dama –escritora, periodista, investigadora y profesora, según la Wikipedia– ansía desarrollar una carrera académica en Europa y se ha ido con todo su morro al Consulado de España en Ciudad de México a solicitar la nacionalidad española.

Sí, la misma de esos criminales genocidas de los que se ha pasado años despotricando. Todos sabemos que el pasaporte español es uno de los más poderosos del planeta –tercero por detrás de Singapur y Japón–, que te permite moverte por el mundo prácticamente sin trabas. Y eso es muy muy goloso para quien pretende salir de su país. Si fuera un poquito congruente, debería presentarse en la Embajada de Alemania a pedir allí papeles, dado su segundo apellido. A ver qué le dicen.