Aina Ginard
Aina Ginard

Periodista de El Económico

Ocio, el nuevo trabajo

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En el año 2011 se puso nombre al modo de vida occidental que se caracteriza por una larga jornada de trabajo estresante, multitarea y con presión constante, seguida de un sinfín de cosas por hacer también en el tiempo libre que, al contrario de lo que parece, provocan una sensación de insatisfacción o incapacidad de enfrentarse a los propios miedos y sentimientos. Es el síndrome de la vida ocupada. En resumidas cuentas, una tendencia a hacer siempre mil cosas que nos estresan y nos hacen querer desconectar, y para desconectar hacemos más cosas que nos devuelven al punto de partida. Desde la pandemia muchas personas se han replanteado su situación laboral, no están dispuestas a trabajar tanto y priorizan su vida personal. ¿Significa esto que viven más tranquilas? No necesariamente.

El ocio es sinónimo de inacción, de tiempo libre y de diversión reposada según el diccionario, pero la realidad es que se ha convertido en un trabajo en sí mismo. Tengo amigas con la agenda más llena que Hacienda ahora que toca la declaración, y hacen encaje de bolillos para cuadrar a personas, horarios y presupuesto. Cenas, comidas, desayunos, brunch, picoteos, el vermut, el tardeo, el nocheo, un café, una comida que se alarga con la sobremesa y acaba en cena, afterwork, tapas, pintxos, barbacoas, torradas, calçotades, semanas gastronómicas y un largo etcétera ocupan el variado mundo gastronómico. Quedar para comer o tomar algo es lo normal, y el mercado globalizado dicta las nuevas tendencias: si hace unos años fueron novedad los wok, los buffets de sushi y el yogur helado, ahora es el turno del ramen, el poke, las barbacoas coreanas, de nuevo las hamburguesas, los hot pot, la comida vegana y el bubble tea.

Viajar está también en la lista de prioridades, ya que pasar las vacaciones en casa se siente como haber perdido o desaprovechado el tiempo libre. Al tradicional objetivo de querer conocer un sitio, se han unido el viajar para ver un concierto, para comer en un restaurante especial o para participar en una prueba deportiva. Y tanto en fin de semana como en día laboral, queremos vivir experiencias, hacer planes y acudir a eventos: talleres, cursos, seminarios, coloquios, pódcast en directo, exposiciones, escritura creativa, catas, degustaciones, mercados, ferias, festivales, inauguraciones, pop-ups, rutas guiadas, visitas teatralizadas o tematizadas, scape room, clubes de lectura, excursiones, masajes, terapias, retiros, voluntariados, puestas de sol… Por supuesto, queda la correspondiente evidencia en Instagram o TikTok.

El ocio se ha mercantilizado y es prácticamente imposible quedar con amigos sin gastar. Todo te lleva a querer hacer cosas y vayas donde vayas, hay gente por todas partes, porque el ocio también masifica. La guinda del pastel es desear trabajar de lunes a viernes de 8 a 15 horas pero querer servicios de ocio 24/7.