Lejos de casa

TW
0

Aver, que más fácil y sencillo no puede ser. La 1 en el uno; La 2, en el dos, y en el tres, en todo caso, podemos discutir si metemos Antena 3, IB3 o, en un claro ejemplo de lo que es una apuesta caprichosa por la diversidad, TV3. A partir del cuatro y hasta el seis, no hace falta ni decirlo. Del siete en adelante, ya no me meto porque raro es que pase de ahí un día cualquiera (aunque agradezco ver el Canal 24 Horas en el 24). Así que ya me explicarán cuál es el problema.

Porque no hay manera, oigan. Llegas a un hotel, subes a tu habitación, y al darle a la luz te encuentras las toallas bien enrolladitas sobre la cama, las mantas plegadas en el armario por si acaso eres friolero, e incluso bolígrafo y papel en la mesilla de noche por si eres articulista y se te ocurre de pronto otra buena idea para una columna y no quieres que esta también se te olvide, pero cuando vas y pones la tele resulta que están todos los canales desordenados.

Escribía Antonio Burgos que no había nada más triste en el mundo que una habitación de hotel. Si lo hay, y es una habitación de hotel sin televisor o con el televisor apagado. Por eso, lo primero que hacemos todos nada más abrir la puerta, después de arrojar el equipaje en cualquier parte y antes de ir al baño, es buscar el mando a distancia. Es entonces, tras apretar el botón de encendido, cuando verdaderamente nos damos cuenta de lo lejos que estamos de casa.