Germà Ventayol
Germà Ventayol

Consejero editorial

A España le salta el diferencial

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Lo que ocurrió el pasado lunes en la península Ibérica desmiente las categóricas afirmaciones de la presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor, sobre la imposibilidad de que el sistema eléctrico español llegase al cero total. La exministra, nombrada en el cargo por el mismísimo Pedro Sánchez, negó hace unos meses que se pudiese producir un blackout como el vivido durante más de doce horas por millones de españoles. Y sus consecuencias. El caos y desconcierto fue total del que Balears se libró por razones geográficas, igual que Canarias, Ceuta y Melilla. Lo más llamativo del caso es que Corredor insiste en el oxímoron de que es imposible que un apagón de estas características se repita aunque nada humano es infalible. ¿En qué quedamos, señora?

La gestión de esta crisis energética ha puesto de manifiesto el interés del Gobierno por alejarse de las más que evidentes responsabilidades por lo sucedido, las solemnes comparecencias del presidente para no decir ni aclarar nada eran un claro síntoma de que se ponía en marcha la ceremonia de la confusión. Sánchez da aviso a la OTAN desde el primer momento, pero los responsables de Red Eléctrica descartan el ciberataque como causa de la paralización del suministro. En pocas horas desde el Palacio de la Moncloa se requería al CNI para que investigase a las eléctricas privadas, los expertos ya apuntaban al desinterés de Red Eléctrica –empresa privada con un 20 por ciento de participación del Estado– con respecto a las serias advertencias técnicas del sistema por la descompensación del sistema generada por el creciente peso de las energías renovables. Corredor asegura que no tiene que dimitir porque el diferencial saltó, pero nada dice del cortocircuito que debería haber evitado.

Como ya es habitual nadie, empezando por Sánchez y Corredor, han pedido disculpas a los ciudadanos por las molestias personales y pérdidas económicas que ha provocado este serio incidente. Nuestros dirigentes no tienen las gónadas suficientes para asumir el papel que desempeñan y asumir las consecuencias de sus errores. Saben que cuando pasen unas semanas ya nadie se acordará de lo ocurrido. Y a otra cosa mariposa.

Atasco morrocotudo

El pasado viernes a mediodía sufrí un fenomenal atasco en la autopista central. La cola de vehículos parados era quilométrica. Para resolverlo se habían movilizado dos agentes de la Guardia Civil y una furgoneta del servicio de carreteras del Consell de Mallorca. Nada más. Ningún aviso de itinerario alternativo, los que lo intentaban generaban otro atasco ante el bloqueo semafórico de las diferentes localidades. El equipo de Llorenç Galmés está logrando que transitar por las carreteras mallorquinas sea una incertidumbre más sobre si se llegará al destino en tiempo y hora, está muy bien adoptar medidas puntuales, pero hace falta una gestión integral y ágil de toda la red viaria. Me pregunto para quién trabajan y hasta cuándo durará la paciencia ciudadana.