David Devis
David Devis

Colaborador de Ultima Hora

Dinero en efectivo, energía segura, agenda 2030 y un aprendizaje que no podemos olvidar

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El gran apagón de ayer en gran parte de España dejó clara una cosa: la dependencia total de las tarjetas de crédito y los sistemas digitales nos vuelve extremadamente vulnerables. Sin electricidad, muchos no pudieron pagar ni lo más básico. Solo quienes llevaban efectivo pudieron sortear el problema. Todo esto nos recuerda que eliminar el dinero físico es un error tanto estratégico como de control, y que nos hace aún más dependientes de un sistema que puede fallar.

Pero no se trata solo de eso. ¿Qué sentido tiene impulsar el coche eléctrico si ni siquiera podemos garantizar un suministro eléctrico estable?

Quedó demostrado que, sin electricidad, tampoco hay movilidad. ¿Y qué ocurriría si todo el mundo conectara su vehículo eléctrico al mismo tiempo? Este tipo de situaciones deberían llevar a Europa a mirarse en el espejo, reflexionar sobre la dirección acelerada de la agenda 2030 que está tomando y considerar si no es momento de revisar sus decisiones.

En Mallorca, donde no se produjo el corte de luz, se evitó el colapso gracias a la central de Es Murterar que no depende de la península. Precisamente la misma central cuyo cierre está siendo negociado como parte del plan de descarbonización energética de Baleares. Lo de este lunes dejó algo muy claro: Apostar por las energías renovables no es incompatible con mantener otras fuentes de energía. No se puede combatir el cambio climático sin garantizar antes el suministro eléctrico a la ciudadanía. Y ese suministro no se puede asegurar si se cierran las centrales antes de tiempo.

El futuro que nos espera no será sencillo, y requiere más realismo y menos ideología. Exigir más allá de lo que la tecnología puede ofrecer no nos asegura nada. Y prometer fidelidad absoluta a las renovables, mientras se premia el cierre de centrales que aún garantizan que tengamos luz, tampoco.