Pere Sampol

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Es una pena que Pere se pierda todas las muestras de afecto, cariño y respeto que ha recibido después de dejarnos. Nos pasa con todos los que se van, especialmente con los que se lo merecen. Reflexionamos después sobre lo lastimoso que resulta no haberlo hecho antes, en vida, y en su presencia. No seré menos.

Pere Sampol es, sin duda, un hijo predilecto de nuestra democracia y de nuestra pequeña patria, que era la suya y a la que dedicó ingentes esfuerzos, personales, políticos y profesionales. Además, era buena persona y sabe usted que de eso no abunda. En poco tiempo, nos han dejado dos ilustres políticos que lideraron un cambio de modelo y que contribuyeron a la alternancia política en Baleares desde el respeto, la honradez y la lealtad a sus ideas y a sus gentes. Sampol y Antich trabajaban unidos y lidiaban de manera limpia; con todo lo limpia que puede ser la política institucional y de partido.

Yo, particularmente, tuve la suerte de trabajar con él y para él. Fue un orgullo y me llevé un gran aprendizaje. Se dejó la piel por estas islas y por mejorar la economía y la calidad de vida de quienes aquí vivimos y se preocupó siempre por defender, sin herir a nadie, nuestra identidad, cultura, lengua y tradiciones. Usted tal vez no lo sepa, pero hoy estamos mejor y fue, en buena medida, gracias a él. Era discreto pero su labor caló.