Ángeles Durán
Ángeles Durán

Periodista y Doctora en Comunicación

Que paguen los baleares

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Los periodistas hemos vuelto a caer. Hemos entrado en el juego de los políticos, difundiendo información de simples declaraciones de intenciones que no se han convertido en hechos. Las medidas contra la masificación han sido un anuncio a bombo y platillo que se ha quedado en nada.
Entre otras propuestas cacareadas, la ecotasa no se ha incrementado, ni se ha aprobado la ayuda para eliminarla a residentes, lo que es un desprecio hacia el ciudadano balear.

Les parecerá una nimiedad, con todo lo que se puede hacer, pero precisamente es un mínimo gesto hacia los que sostenemos la comunidad con nuestros impuestos y sufrimos los efectos de la saturación turística. Bueno, el mantenimiento es de los que trabajamos y cotizamos aquí, que hay residentes, la mayoría extranjeros, a los que se debería excluir de la medida porque solo usan territorio e infraestructuras sin aportar renta.

La ecotasa para los baleares es una doble fiscalidad que debería ser ilegal. Para el turista, su existencia es buena, por mucho que la satanicen los hoteleros. Es una pequeña compensación de los visitantes hacia el conjunto de la sociedad, y no sólo para los que ingresan de forma directa por sus negocios enriquecidos por el turismo exagerado. Si a los hoteleros les parece mal esta contribución a las arcas públicas, que dejen de subir los precios de las habitaciones, porque entonces el coste para el visitante no es un argumento aceptable.

La tasa tiene importantes fallos que deben corregirse, además del aumento de su cuantía. La ausencia de pernoctación no debería liberar a los visitantes, porque el impacto no depende sólo de que uno duerma o no en las islas. Si nos ponemos así, iríamos al absurdo de prorratear en función de las horas pasadas en nuestro territorio. Venecia lo ha solventado con un peaje por entrada, que, por cierto, acaba de ampliar para exigirla de 29 días al año a 54. Esta medida sería beneficiosa para Baleares si se extrapolara a los cruceristas, que desfilan en hordas por Mallorca. En un día han llegado a Palma hasta 7.000 pasajeros en cinco cruceros.

La ecotasa debería aplicarse con firmeza también a los ocupantes de embarcaciones privadas, que colapsan nuestras costas además de contaminar. Y ni siquiera la relación de parentesco con los residentes debería eximir cuando se viene a pasar vacaciones, que los acoplados en casas particulares también incrementan los residuos, el consumo de agua, o el colapso de playas y carreteras.

Pero no, el ciudadano balear que reside y trabaja aquí no debería pagar ecotasa si quiere hacer turismo en su propio territorio. Que nos explique Vox por qué va contra el pueblo. Y por qué el resto de partidos no apoyan para que esto se materialice. Cuando se trata de beneficiarnos, si no hay votos inmediatos, nos ignoran. Del resto de medidas contra la saturación, hay mucho que hablar. Lo dejamos para otro momento.