Marga Prohens
Marga Prohens

Presidenta del Govern de les Illes Balears

Relevo en la Iglesia Católica

Francisco, un Papa cercano, afable y humano

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¿Usted es madre, verdad? ¿Qué tiempo pasa usted jugando con sus hijos?». Con esta pregunta sencilla y a la vez humana y cercana, el papa Francisco inició la conversación que tuve el honor de mantener con él en la audiencia que me concedió como presidenta del Govern de les Illes Balears el pasado diciembre en la Santa Sede. Una pregunta que abrió una reflexión sobre el papel de la familia, de la maternidad, de lo que de verdad es importante en nuestras vidas o del necesario apoyo de las administraciones públicas a la natalidad, y que acabó sobre la necesidad de preservar los valores del humanismo cristiano en la sociedad actual, y que, creo, refleja la visión y talante del papa Francisco.

Sí, creo y así lo pude constatar, que cuando hablamos del papa Francisco hablamos de un papa cercano, afable y humano, de un Papa divertido y con sentido del humor, y al mismo tiempo con la capacidad de hacernos reflexionar de manera introspectiva con las preguntas más elementales. El primer papa hispanoamericano y jesuita. Precisamente, su carácter jesuita ha impregnado sus años de pontificado desde el primer día, con la cercanía, la humildad, el estar cerca de la gente, especialmente de los más necesitados.

Un papa que quiso una Iglesia abierta y moderna, una Iglesia inclusiva, que en lugar de juzgar y castigar, abre sus puertas para acoger, perdonar y acercar la fe católica a todo el mundo. En definitiva, un Papa del siglo XXI para una Iglesia del siglo XXI.

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Durante la conversación, el papa Francisco recordó con afecto su visita a nuestras Islas años antes de ser Papa para visitar Montesión y venerar las reliquias de San Alonso Rodríguez, y demostró un profundo conocimiento de la figura y legado de Ramon Llull cuando hablamos de su proceso de canonización.

El mundo dice hoy adiós con tristeza al papa Francisco después de toda una vida de entrega a la Iglesia y a los más vulnerables, y de 12 años guiando al conjunto de la Iglesia católica, pese la fragilidad de su salud, sirviendo a la Iglesia hasta horas antes de su muerte, para la bendición Urbi et orbi en la festividad más importante para los católicos como es el Domingo de Resurrección.

En su legado de inspiración para todos, su convicción de llevar consuelo a los más necesitados, la importancia del diálogo para un mundo más justo y la potencia del mensaje de su primera homilía como Papa, eje de la doctrina jesuita y que hizo valer con su ejemplo durante su pontificado: «El verdadero poder es el servicio».​