Amaya Michelena
Amaya Michelena

Jefa de sección (Domingo)

No tendrás nada

TW
0

Miles de españoles han perdido estos días más de 95.000 millones de euros que tenían metidos en Bolsa y, aunque todos sabemos que el parqué viene a ser como la ruleta rusa, el daño es evidente. En conjunto, algo más del once por ciento de su valor. Una cifra abultadísima que, sin embargo, se queda pálida si la comparamos con lo que hemos perdido todos gracias a la inflación galopante desde la pandemia. Oficialmente, el 21 por ciento. Hoy somos una quinta parte más pobres que hace cinco años.

No nos los contarán, claro, porque eso encendería algunas hogueras y algunas bombillas en la mente colectiva. Por eso un tipo de empobrecimiento, de pérdida, parece doler más que otro, por ser más brusco e inesperado, pero a la postre el resultado es el mismo. Todos tenemos menos. Ya lo decían los gurús de Davos: «No tendrás nada y serás feliz». Parece que a eso nos encaminamos. Solo que las personas que tienen dinero invertido en la Bolsa gozan del privilegio de vivir desahogadas y ese capital, digámoslo así, les sobra. Al resto, que sobreviven día a día sin poder pensar en mañana, el sistema les roba un equis por ciento año tras año para que se vayan apretando cada vez más el cinturón.

Ambos fenómenos parten de la misma raíz: el endeudamiento irresponsable de gobiernos e instituciones supranacionales. La burbuja tenía que explotar. Al otro lado del Atlántico en una maniobra calculada para forzar el abaratamiento de los tipos de y a este lado provocando una inflación persistente. Los grandes movimientos financieros no suelen ser inocuos y cuando quienes nos dirigen juegan a ser dioses tienden a cagarla. Eso sí, volverán a endeudarse, ahora para ayudar a los damnificados de su propia incompetencia.