Antonio Papell
Antonio Papell

Periodista

La vivienda es un derecho

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El problema de la vivienda ha estallado en España después de décadas de imprevisión, y a medida que el negocio turístico se masificaba. En las Islas, evidentemente, las obvias limitaciones geográficas agravan el problema y lo vuelven insoluble. A menos, claro está, que se entienda que no estamos ante un mercado como los demás sino ante un fenómeno socioeconómico global que, de no ser encauzado, nos llevará a la vulneración inaceptable del art. 47 de la Constitución, que ha de prevalecer sobre todos los demás intereses.

El Congreso socialdemócrata alemán de Bad Godesberg, de 1959, que fue el programa del SPD hasta 1989, resumía en una sola frase la filosofía de nuestros sistemas demoliberales: libertad mercantil hasta donde sea posible, intervención del Estado cuando sea necesaria. Nadie niega las bondades del mercado, la conveniencia de la libertad mercantil ni las virtudes del capitalismo. Pero tampoco debería tolerarse el exceso actual: el derecho a una vivienda, la preservación del medio ambiente y de unos paisajes que se van degradando por la masificación, la pérdida del atractivo insular por una explotación intolerable de los sistemas naturales debería marcar los límites del negocio turístico, que tendría que estar inteligentemente regulado.

El acotamiento insular de Baleares facilita en teoría las cosas: es posible limitar con precisión las plazas hoteleras disponibles, limitar también la llegada de automóviles, impedir al acceso a más turistas que los materialmente posibles, prohibir el uso turístico de viviendas convencionales; controlar estrictamente las infracciones… Por esta vía de la intervención y el control, que se aplica a varios enclaves turísticos europeos –el caso de Venecia es paradigmático–, será posible conjugar un alto nivel de vida de la sociedad balear y una concentración limitada de visitantes. Además, el mercado turístico se separará completamente del mercado de vivienda para los autóctonos.

Y si la autonomía construye vivienda social suficiente, será posible que todos los trabajadores del sector servicios que hoy malviven en medio de una insana congestión encuentren el alojamiento digno que merecen. La solución es ardua pero este esquema puede servir de base.