Juan Franch
Juan Franch

Profesor de la UIB

Supervivencia

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Puede ser un buen título para dar continuidad al anterior. Resistir y sobrevivir son verbos y acciones que van de la mano, tanto como los amigos y la calma que son más necesarios que nunca. Mallorca, a menudo, es un microcosmos inmenso. Resulta, como poco, curioso, que sea más fácil saber del embajador Pep Pons en esta sección a falta de esos tiempos perdidos de encuentros que tanto convienen ahora.

La supervivencia -más allá de la anécdota de los kits- empieza ser una cuestión de primer orden así que no puedo evitar preguntarle al experto diplomático por un inminente o no final del planeta. Lo hago en el Auditorium antes de que nuestra sinfónica interprete con una ejecución brillantísima la que para muchos es la mejor sinfónica de Mahler. En Palma ocurren cosas que podrían tener lugar en Berlín, Londres o Viena. Hay mucho trabajo, pasión y dedicación en el templo musical que fundó un inquer insigne, Marc Ferragut Fluxà, y en esa orquesta que dirige un madrileño que espero que siga durante muchos años liderando un proyecto que pretende acercar la música y la cultura a todos. Es una cuestión de compromiso e identidad cultural que no podemos perder y que la política no puede olvidar ni minar. Una política a la que hemos dado demasiado poder, que con rumbos erróneos puede hacer peligrar el propio Auditorium o la sinfónica.

Obviamente hablamos de la mala política que es la que se ha generalizado y vivimos y que es aquella que es beligerante, alejada de los ciudadanos y exclusivamente partidista. Una política que está llevando a los ciudadanos a la desesperación (a veces hasta extremos indeseados, aunque no interese ver esa conexión). Por ello me alegra que un activo alcalde y diputado de esta tierra haya manifestado su burn out y las consecuencias que la implicación en lo público estaba generando en su salud mental.

Esta política es totalmente insana y también tenía que serlo para esos guerreros de partidos que no buscan entenderse y que ofrecen espectáculos y debates lamentables que quiebran la confianza de todos en el sistema y en el presente. Creo en las orquestas como ejemplo de supervivencia y me alegra que el dinero público se ponga en manos de todos esos profesionales que convirtieron aquella noche en una experiencia memorable que les he querido contar. La cultura es mucho más importante que el kit y la fortaleza mental ante la incertidumbre actual es algo que, en los tiempos actuales, debemos cultivar con profusión. No creo en esta política que se destruye y que tanto bien podría propiciar.

Vamos a recuperar programas de defensa, de armamento nuclear y tendremos que sacrificar muchos proyectos que son más necesarios que nunca. Una nota y no una bala. Gracias a los Ferragut por gestionar una empresa tan compleja y difícil, gracias al Govern y a las instituciones por invertir en cultura; porque si esta no nos abandona, sobreviviremos.