José Antonio Pérez Montiel
José Antonio Pérez Montiel

Doctor en Economía y profesor de la UIB

Gasto militar y gasto social. ¿Incompatibles?

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La Unión Europea, con el beneplácito de su élite político-empresarial, está intentando impulsar un plan militar de 800 mil millones de euros financiado con emisión de deuda. El pasado miércoles, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, defendió en el Congreso el aumento del gasto militar asegurando que «Mientras este Gobierno siga en pie, y yo continúe siendo presidente del Gobierno, este esfuerzo adicional de seguridad no se hará en detrimento de nuestro Estado del bienestar». Tanto Sumar como Podemos se han mostrado contrarios a esta iniciativa, alegando que el incremento del gasto en defensa inevitablemente implicará «recortes» en el «estado del bienestar».

Creo que cuando el presidente afirma que el aumento del gasto militar no supondrá recortes en el gasto social, dice la verdad. Recordemos que en julio del año pasado se restableció la obligatoriedad para los Estados miembros de la Unión Europea de mantener un máximo de deuda pública del 60% y un 3% de déficit público con respecto al PIB. Sin embargo, como ya explicamos aquí, este retorno a la «disciplina» fiscal tras la pandemia tiene una excepción: el gasto militar. Es decir, mientras que las políticas de gasto relativas a escuelas, hospitales, investigación, transformación digital, medio ambiente, transporte público, etc. deben someterse de nuevo a las reglas fiscales de presupuesto equilibrado, no hay límites para el gasto bélico desde julio de 2024. Durante la pandemia las reglas y normativas que imponía la austeridad fiscal fueron suspendidas en el seno de la UE.

Así, los gobiernos europeos, con el apoyo del BCE y de la Comisión, pudieron implementar políticas monetarias y fiscales expansivas que estuvieron respaldadas por la emisión de bonos garantizados a nivel europeo (Eurobonos). A tenor de las últimas declaraciones de los líderes europeos, probablemente Bruselas tenga en mente algo similar pero aplicable solo al gasto militar. Por tanto, los economistas de la UE indican que superar el 60% deuda y el 3% de déficit no supone un problema de solvencia financiera siempre y cuando esos desfases sean provocados por el aumento del gasto militar.

Entiendo que los líderes europeos quieran dejar de depender militarmente de EEUU, puesto que eso les obliga a apoyar toda la política exterior estadounidense. El sometimiento de Europa al liderazgo geoestratégico de EEUU ha desembocado en la guerra de Ucrania, que está siendo muy costosa en términos económicos para la UE. Sin embargo, pese a no tener ni idea de estrategia miliar, el sentido común me dice que estar en disposición de armamento nuclear es lo suficientemente disuasorio para garantizar la seguridad de la UE. Por tanto, pienso que Europa está en una posición que le permite canalizar los conflictos por la vía diplomática y no necesariamente mediante el rearme.

Lo que sí tengo claro es que todo esfuerzo destinado a producir armamento no se destinará a ciencia, tecnología, educación, vivienda e infraestructura, es decir, a crear prosperidad. Además, el creciente belicismo reforzará políticamente al complejo militar-industrial y a quienes apoyan el militarismo, lo que supondrá un viraje político reaccionario mayor si cabe. La democracia terminará siendo la principal damnificada.