Una de ‘señoritas’ y rusos

TW
0

Llovía sobre Madrid, dificultando el propósito inicial de pasear por las calles de la que ya es, sin duda alguna, la Miami de Europa. Pensé en llamar a mi asesor de Samsung Health: «Mira, que hoy no me van a salir los seis mil pasos diarios que tengo prescritos; es que caminar bajo la lluvia no me apetece ni me parece sano, aunque sea en Madrid». Alguien propuso meternos en un cine para ver la superoscarizada Anora. Acepté no sin recelo, pues temía encontrarme con otra fábula en plan woke contra el oficio más viejo del mundo, objetivo de la izquierda moralizante, aunque luego les salga un Ábalos y les manche la bonita sábana blanca de su hipocresía progre.

Sorpresa. La primera parte es casi pornográfica: apología del puteo cinco estrellas y exhibición del lindo cuerpo de Mikey Madison sin dejar opción alguna a la imaginación. Más o menos a la mitad del filme uno intuye que la cosa va a torcerse: llegarán los ‘gorilas’ armenios que están a las órdenes del oligarca ruso y matarán sin piedad a la prostituta que ha tenido la osadía de casarse con el hijo del jefe. Tampoco fue eso: la gran película triunfadora en la noche de los Oscars transmuta de pronto en comedia. Anora, además de conocer todas las posturas del amor -ríase usted del Kamasutra, caballero-, es también una brava chica que le rompe la nariz al matón, quien desde entonces se pasa la peli llorando y pidiendo hielo con ración doble de Parecetamol.

Ahí sí que me quedó claro: estaba viendo una obra vulgar y soez a la cual, para que no se diga, se añadió un final con moralina: la dulce Anora repatingada sobre el segundo mafioso -que también es más bueno que el pan- llorando a moco tendido por haber perdido el braguetazo del año.
Ya lo ven: tanto empoderamiento morado y tal y tal para que la gran película yanqui del año sea -lo dijo uno de mis acompañantes, y ya me perdonarán- ‘una de putas y rusos’. ¿Dónde está el Hollywood progre que nos iba a redimir a todos de la perversa lacra del heteropatriarcado? ¿Dónde están las valientes feministas que denuncian la menor agresión a la dignidad de las mujeres? ¿Por qué no salieron en tromba contra la película que, pretendiendo ser la contra comedia de Pretty woman, se convirtió en un festival de la procacidad? Supongo, claro está, que andaban muy ocupadas con la manifestación del 8-M que, por cierto, llenaron de banderas palestinas. Será eso.