Joan Enric Capellà i Cervera
Joan Enric Capellà i Cervera

Emprendedor y geógrafo

¿Qué significa ‘nivel educativo’?

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Hoy le vamos a dar donde más nos duele, el pilar fundamental de cualquier civilización, y un ámbito lleno de luces y sombras: la educación.

Los que siguen esta columna quincenal saben que nos gusta la etimología. Educar viene de las raíces latinas ‘educare’ y ‘educere’ que significan «orientar, guiar, alimentar» y «sacar de dentro, extraer a la luz» lo que tienes en tu interior.

Y nuestro estimado diccionario de la Real Academia de la Lengua, que recibe diariamente más patadas que todos los jugadores de La Liga juntos, nos indica que educar significa:

1. Dirigir, encaminar, doctrinar.
2. Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etcétera.
3. Desarrollar las fuerzas físicas por medio del ejercicio, haciéndolas más aptas para su fin.
4. Perfeccionar o afinar los sentidos.
5. Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía.
Pidiendo disculpas a la RAE por mi atrevimiento, la única palabra que me raspa un poco entre toda esta significación es ‘doctrinar’ porque se puede sacar del contexto de la ‘enseñanza’ y caer en la ‘dictadura de la ignorancia’ de quiénes piensan que educar significa llenar de contenidos la cabeza del alumnado o, aún peor, caer en la ‘dictadura ideológica’ de querer manipular y llenar la cabeza de ideas prefijadas.

Invito al lector a ‘pensar’ tanto la etimología como su significación según la RAE y verá que el común denominador es ayudar al alumno a ‘sacar de dentro’ lo que ya lleva por derecho natural como ser humano, para que se encamine por la vida de la mejor forma. Esto está muy alejado de la educación que la mayoría hemos recibido y que aún lamentablemente se recibe en muchos lares: llenar y atormentar con contenidos las cabecitas de niños y adultos.

La educación, a imagen de todas las disciplinas humanísticas, está en boca de todos, y por ello son cuestionadas se tenga o no se tenga criterio para ello. No se oyen discusiones sobre física cuántica, química de fluidos, o matemáticas. Pero todo el mundo se atreve a opinar sobre economía, historia, geografía, y también educación entre muchas otras. Supongo que es la idiosincrasia de la ciencias humanísticas. Así que yo no voy a ser una excepción.

En una de las investigaciones que lleva a cabo la asociación Homo Turisticus, se preguntó a los habitantes de Mallorca si les gustaría que el nivel educativo fuera mejor. Un contundente 96,25 % estuvo a favor. Y si uno para a pensarlo un poco: ¿A quién no le gustaría, no? Bueno, igual se me ocurren algunos gobernantes, grupos de presión, medios, y poderes ‘fácticos’ a quienes no, y me pregunto: ¿Qué fuerzas deben guiar a gente de esta estirpe?

Pero volviendo al tema, la pregunta que debe devanarnos los sesos es: ¿Qué significa ‘nivel educativo’ y cómo se mide? En una sociedad materialista y cada vez más tecnocratizada (por contraposición a espiritualizada), nivel educativo es un simple parámetro numérico obtenido por alguna variable: calificaciones, número de suspendidos, pruebas IAQSE, informe PISA…

Pues en el próximo artículo voy a compartir con ustedes una experiencia impresionante ocurrida recientemente en un centro público de Mallorca que les hará replantearse lo que significa la educación y cómo deberíamos medir el nivel educativo. Nos vemos en quince días.