Amaya Michelena
Amaya Michelena

Jefa de sección (Domingo)

Asesinadas

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Hoy es el día de los enamorados, una bazofia comercial para ensalzar el amor romántico al estilo Hollywood y, de paso, colarnos algún gasto para demostrar a nuestra pareja lo mucho que la amamos. Solo un par de días antes se conmemoraban en España veinte años de la ley de violencia de género que promulgó José Luis Rodríguez Zapatero. Y solo unas horas más tarde se sentaban las bases del nuevo Pacto de Estado contra la violencia de género, que conlleva casi medio millar de medidas para intentar contener la sangría que se lleva por delante la vida de una mujer cada semana en España. Todos recordamos con el corazón encogido aquellos «años de plomo», cuando ETA cometía un atentado cada dos por tres. En sus cuatro décadas de existencia, asesinaron a 856 personas, una media de 20 al año. El país entero temblaba y nos parecía intolerable que algo así no pudiera ser controlado. Los atentados copaban noticiarios, tertulias y prensa. Todo eso ha quedado atrás y, en cambio, tenemos crímenes machistas también cada dos por tres y apenas merecen unas pocas líneas en la prensa y unos segundos en el Telediario. En las dos décadas desde que hay estadísticas han sido asesinadas 1.285 mujeres, una media de 61 al año. ¿Es que la vida de una mujer inocente vale menos que la de un guardia civil o un militar? Es el mensaje que se transmite a nivel institucional. Está muy bien que los políticos redacten kilómetros de normas y establezcan protocolos, pero cuando una mujer está en el sistema Viogén y nadie la protege, cuando acude a la policía y denuncia que su ex no la deja en paz y solo unos días más tarde es asesinada, me cago yo en todas las normas, leyes y protocolos, porque es evidente que no sirven para nada.