San Valentín

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Estoy seguro de que no hace falta que les diga qué se celebra mañana, sobre todo si tienen pareja. Ahora mismo, es posible que miles de palmesanos y de palmesanas hayan comprado ya el preceptivo regalo para honorar como se merece la festividad de San Valentín, también conocida como el día de los enamorados. Precisamente, décadas atrás se hicieron muy famosas una película y una canción con este mismo título, que todavía hoy recuerdo, aunque ahora mi corazón no se encuentre atravesado por las más o menos certeras flechas de Cupido. «Hoy es el día de los enamorados,/ con ansias y esperanzas de un querer./ Por eso, teniéndote a mi lado,/ tu amor en este día lograré», decía la romántica letra de este tema, que llegaría a ser versionado por grandes artistas, como Karina o El Consorcio. Si ustedes ya lograron ese amor en el pasado y, además, han conseguido mantenerlo hasta el presente, no se preocupen si estos días aún no han podido ir a comprar la caja de bombones, el ramo de flores o el kit de bondage y sadomasoquismo. Humildemente, les recomiendo otro posible regalo, que casi siempre suele ser infalible y que, además, es especialmente económico en estos tiempos de crisis: los besos. Como bien decía El Canto del Loco, lo bueno y lo que importa está en los besos. En los besos consentidos, claro. En cierta forma, eso es lo que queremos o necesitamos casi todos: besos en algún instante o a todas horas, en los labios, en los pies o en cualquier otra parte del cuerpo, en la intimidad o en los espacios públicos, frente a Cort o ante el Palacio de Congresos.