Siempre podemos enseñar y aprender

La segunda parte de esta frase tiene una fuerza paradójica extraordinaria. El malo puede ser una lección para el bueno. Efectivamente, del malo podemos y debemos aprender siempre. El malo nos da una lección de cómo no debemos ser, de lo que debemos evitar en nuestra conducta.

Reprochando al malo, no conseguimos nada. Ante el malo, procuremos sacar la enseñanza de cómo debemos actuar para no caer en sus mismos defectos.

Los defectos y los fallos que el malo tiene, los podemos tener nosotros. Somos tan débiles como él.

Enseñemos y aprendamos sin cansarnos. Son dos acciones que no debemos olvidar porque nos benefician moralmente, sobre todo la segunda.