Juan Franch
Juan Franch

Profesor de la UIB

El turismo: de la Mesa a la temporada

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El tiempo avanza tan rápido que una nueva temporada está a la vuelta de la esquina. Y ya vaticino que este 2025 incrementará las millonarias cifras de viajeros e ingresos de la única actividad que sustenta un bienestar que pocos están dispuestos a abandonar y que todos debemos gestionar y entender. Lo he dicho en diversas ocasiones, bienestar no como las comodidades que puedan existir y que eran impensables en la era preturística, sino, entre otras cosas, materializado en un sistema sanitario o educativo que, además de universales, tienen un destacado nivel de excelencia. Antes del turismo hubo otro bienestar y otros motores económicos, pero también otra isla, otros residentes y otra manera de pensar. Ahora resulta que en suelo rústico no queremos ni gallinas ni cerdos. Tal vez sea por el contexto macro, pero es que sin magnitud (a diferencia de un antaño con minifundios como en sa Pobla o fábricas pequeñas como en Inca) agricultura o industria no son rentables (salvo que volvamos a las subvenciones que nos convierten en autómatas dependientes). El turismo enfrenta una encrucijada que debe superar el debate y no puede circunscribirse a documentos ejecutivos. Sin duda, se necesita acción y, sobre todo, una visión que pretenderá aportar una Mesa que se ha politizado en exceso y que se ha sobredimensionado tanto que no sé si será efectiva y productiva. Ojalá esta nueva estructura de pensamiento y trabajo sea una palanca de cambio, pero ello requiere mucho más que una intensa recopilación de datos y el análisis de lo que plantean y han hecho otros destinos. O tal vez debamos -como fuimos- ser pioneros, pero ello requiere un espíritu diferente al que reina y no podemos actuar sobre el principal motor económico desde el antiturismo visceral que han impuesto estos años. Por ello, también lo hemos comentado, tienen más rigor que nunca la formación multidisciplinar turística, el consenso y la mutua comprensión de lo público y lo privado. Ni el intervencionismo ni la consolidación de moratorias pueden ser positivos y seguimos anclados en mantras del pasado que, de no superarse, poco ayudarán al objetivo que perseguimos y que es de fácil verbo y de difícil contenido. La renovación de la política y estrategia turística no son nada nuevo. De los riesgos y las oportunidades del turismo ya se hablaba en el Plan Marco de Competitividad del Turismo Español de 1992 (o Plan Futures) donde se encontrarán muchas frases que se repiten tres décadas después y que no voy a reproducir por falta de espacio. Es fácil atrincherarse en afirmaciones sobradamente conocidas, es más complicado entender y gestionar la transversalidad del turismo. Es prácticamente imposible consensuar una normativa turística de equilibrios con otros sectores del derecho y diversas políticas públicas. Finalmente, la ordenación turística (hablamos a diario de oferta ilegal) debe tener en cuenta retos sociales, nuevas tecnologías, transformaciones importantes y/o cuestiones desconocidas que superan esquemas clásicos muy asentados. Sencillamente, un reto apasionante.