Julio E. Marco Franco
Julio E. Marco Franco

Doctor en Economía

El zurdo

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Apenas recuerdo dos películas (Arthur Penn, 1958; Carlos Salcés, 2003) sobre zurdos (de mano) y no abordan el tema del maltrato y marginación que hemos sufrido desde siempre los zurdos. De niño me ataron la mano izquierda a la espalda y me obligaron a escribir 100 veces en la pizarra: «La mano derecha es la mano de Dios. No usarás la mano izquierda». Curioso, dado que nuestro cerebro más desarrollado es el derecho. Hace unas semanas, la princesa Leonor embarcó como guardiamarina en el JS de Elcano y fue amonestada por saludar con su gorra en la mano izquierda; rápidamente la cambió de mano. Ni la futura reina se libra. En el protocolo social, se da la mano derecha. En un aula es raro encontrar sillas con la mesita a la izquierda. Escribir de derecha a izquierda usando la mano izquierda supone tapar con la mano lo que estás escribiendo. En el islam, la mano izquierda se usa para lo impuro y la derecha para las acciones nobles y no respetar esa norma en ciertos lugares puede conllevar problemas. Las tijeras están diseñadas para diestros, como los abrelatas, los instrumentos musicales o las cámaras fotográficas profesionales, que tienen el botón de disparo a la derecha. También son para diestros los relojes de pulsera. Los zurdos usamos el reloj en la muñeca derecha y la corona es inaccesible. Practico el deporte del tiro olímpico. Aunque he logrado -pagando extra claro- una pistola con la culata de zurdo, la ventana de expulsión está, en todas las armas, a la derecha. En los diestros, el casquillo caliente sale con fuerza a la derecha, lejos del cuerpo. En los zurdos, el casquillo nos viene a la cara o a la cabeza, pero no he podido encontrar en el mercado pistolas que expulsen el casquillo hacia la izquierda. El tiro olímpico es un deporte de riesgo para zurdos. Los zurdos, aún siendo el 12 % de la población (9,6 % en España, según Statista), somos ignorados. Como dato, la comunidad LGTB es de un 9 %, según el estudio Ipsos en 26 países.