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Hace ya más de cien años que el periodista Julio Camba describió con acierto las excentricidades de los ingleses que ahí siguen, igual de sorprendentes. La última tiene un nombre propio que no es inglés: Linda da Sousa Abreu. Esta señora del barrio londinense de Fulham, de orígenes brasileños y de 30 años de edad, se distinguía por un cuerpo escultural y una cara sabiamente retocada. Hasta hace poco, su historial conocido era el de modelo y concursante del show Open House: The Great Sex Experiment que emite el Channel 4 TV. En este programa, parejas comprometidas exploran en un ambiente de lujo la posibilidad de mantener relaciones abiertas y de sexo con otras. Nuestra Linda participó en uno de esos experimentos en 2023 con quien dijo que era su marido, un fornido boxeador de MMA. Fotos suyas sexys y provocadoras circularon entonces por internet. Hasta aquí, todo normal. Ahora, sin embargo, Linda ha sido noticia por su condición de funcionaria de prisiones y por mantener sexo con un recluso en la cárcel de Wandsworth, donde hay 1.500 penados. El incidente ha sido enorme, porque otro funcionario grabó la escena y la subió a las redes sociales, lo que también demuestra el carácter intrépido de los anglosajones. El mundo entonces se le vino encima a Linda, que intentó huir discretamente hacia Madrid en compañía de su padre, pero fue detenida en el mismo aeropuerto. Se lamentaron entonces los ingleses de que este escándalo eche a perder su plan para incorporar mujeres carceleras en las prisiones de hombres. En apenas unas semanas, la bella Linda ha renunciado a su trabajo, ha sido juzgada, ha sido condenada a 15 meses de prisión y ha sido encarcelada.Y sí, la foto de la ficha policial con su cara envilecida ha sido filtrada a la prensa, un escarnio añadido sobre su imagen y lo que quedaba de su intimidad. Son extravagantes, los ingleses, pero sumamente eficientes y severos cuando les tocan los bemoles. Y eso también lo dejó dicho el gran Camba hace cien años.