¿Cómo abordar una cuestión semejante? ¿Desde el punto de vista de alguien que se justifica a sí mismo como un enfermo (debido además al Eros y a sus manifestaciones)? ¿Como una actitud diametralmente opuesta a la pregonada desde la oficialidad y desde (supuestamente) la más honda de las creencias? ¿A través de un linchamiento mediático previo a una decisión judicial, sea la que sea? ¿Como la oportunidad de demostrar que las redes sociales y las plataformas ciudadanas son una herramienta que bien utilizada puede ser útil donde otras no llegan? ¿Desde la cuestión de las diferencias evidentes entre persona y personaje que tiene todos y cada uno de los políticos que nos gobiernan? ¿Como el síntoma de que la sociedad en la que vivimos se sustenta en una dicotomía a veces muy difusa entre lo público y lo privado, que da como resultado unas incoherencias flagrantes? ¿Poniendo sobre todo lo demás la amarga decepción de haber confiado en alguien que ha traicionado nuestra confianza política y social y demás? ¿Afeando una conducta por el mero hecho de haber dado munición demasiado poderosa al bando contrario? ¿Opinando a posteriori lo que tal persona nos parecía o nos dejaba de parecer, independientemente de cómo haya resultado ser después? ¿O planteando la imperiosa necesidad de que las personas que sean víctimas de cualquier forma de delito no duden a la hora de denunciarlo y de ponerlo en las manos de una justicia que (al menos en teoría) ha sido creada para eso?
Errejón
Palma01/11/24 4:00
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