TW
6

La semana pasada el Govern nos sorprendía -al menos a mí- con su anuncio de subir aún más el Impuesto de Turismo Sostenible como medida estrella ante lo que algunos se empeñan en llamar ‘masificación turística’. La mal llamada ‘ecotasa’, aunque ni es ‘eco’ ni es tasa, pasará a duplicarse en temporada alta. Un impuesto que pagan los turistas y visitantes y que va a la caja única y que, en la práctica, se ha pervertido, ya que no se destina íntegramente a proyectos medioambientales y a disminuir el impacto negativo que pudiera tener el turismo, tal y como estaba inicialmente concebido.

El Impuesto de Turismo Sostenible, que así se llama oficialmente al impuesto que grava el turismo, ha servido prácticamente cada año para cuadrar las cuentas públicas y para ir poniendo parches. Por un lado, para intentar corregir la infrafinanciación que sufre Baleares y el déficit histórico de inversiones recibidas por el Estado. Y por otro, para tapar la ineficiencia de la gestión pública para desarrollar políticas que se deberían haber financiado con el gasto corriente de la CAIB en vez de tener que utilizar el dinero de los turistas o visitantes o incluso de los residentes que visitamos otra de nuestras islas.

Si como liberal ya me gusta poco, o más bien nada, este impuesto que grava el turismo, menos aún me gusta el nuevo anuncio del Govern de disuadir la llegada de turistas a golpe de ‘turistazo’, o lo que es lo mismo, del doble sablazo a los turistas que nos visiten en temporada alta. Justo fue una de las ocurrencias de los antiguos socios de Armengol, Més y Podemos, que, incluso hasta el PSIB, rechazó a finales de 2022, momento en el que ya casi todos los partidos estaban en modo electoralista. Ojo con aquello de subirse al carro buscando el oportunismo político.

Lo único que me consuela es ver la voluntad de transparencia del ejecutivo actual, a diferencia con el anterior gobierno. Es fundamental explicar cómo y dónde se van a gastar los millones de euros recaudados con la ecotasa y que no volvamos a ver cómo se destinan a pagar un concierto de los 40 principales mientras las depuradoras siguen igual y los vertidos de aguas fecales continúan inundando nuestras playas.