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Esta semana se han retirado, casi al mismo tiempo, Inés Arrimadas y Mateu Lahoz. A él se le ve en forma y quizás podría haberse mantenido en activo alguna temporada más, pero ya nadie la imaginaba a ella revalidando su escaño en las urnas. También lo han dejado, más o menos con el pitido final, Alberto Garzón, el de Izquierda Unida, y Joaquin, el del Betis. De los dos, Joaquín es el que más gracia tiene, aunque habrá que reconocer que con el otro también nos hemos reído. Es verdad que ninguno pintaba ya casi nada, pero seguro que a Joaquín, como a Pablo Iglesias, continuaremos encontrándonoslo hasta en la sopa. Aquí, y algún día habrá que reconocerle el mérito, el único que se marchó de verdad fue Mariano, el del PP, y ello porque seguramente era de los pocos que podía permitírselo (no como el otro, el del Madrid, que nunca se verá en una igual y por si él fuera habría seguido al menos un año más chupando banquillo a costa de la chequera de Florentino).

Marco Asensio y Francina Armengol no están todavía en la edad de dejarlo, pero visto que en la suya ya habían perdido la titularidad, en el final de la escapada han preferido cambiar de liga antes que quedarse a ver como el público aplaude a otro en su puesto. Y luego tenemos a Benzema, que después de comprobar que ya no está para que le den más balones de oro, ha preferido irse a Arabia como Zapatero en su día a Venezuela. Parece que allí pagan bien.