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Si por ejemplo donde ponía «No aguanto a este cabrón», se dice «No aguanto a este capullo», ya no existe plagio, como mucho influencia, y si la influencia está bien escogida, incluso prestigia al sucio plagiario. Esto puede parecer una tontería, pero no lo es, porque si actualmente el 73,4 % de la literatura, y de la cultura en general incluyendo la audiovisual, es un puto plagio, tras la irrupción de la IA al alcance de todos pronto superará el 92 %, y la única manera de manejarse en ese universo tan reiterativo es aprender a plagiar como es debido. El arte del plagio creativo, que si bien elabora con suma facilidad textos idénticos a muchos otros, así como pelis y discursos políticos similares a los que ya nos sabemos de memoria, técnicamente no es un plagio, ni por tanto un delito, sino una vaga coincidencia estilística. Y a nadie se le puede cuestionar el estilo, que por otro lado carece de rango y definición jurídica. En el ejemplo nos ha bastado cambiar una palabra, pero naturalmente, si hay que cambiar dos, o incluso el orden sintáctico, pues se cambian y listo. Es como en la contabilidad creativa, que a veces exige alterar varias cifras, añadir otras y desordenar un poco el conjunto. «Con este capullo no se puede dialogar», sería entonces la opción creativa, que además tiene la ventaja de incluir el diálogo entre la tradición y el plagio, la máquina y el hombre, una práctica irreprochable y original. Muy recomendable si se plagia de la IA, que es lo que casi todos acabarán haciendo para escribir novelas de autoficción. Narrativa del yo, que al ser el yo lo más multitudinario del mundo, es lo más susceptible de ser plagiado. Y no digamos si ese yo es un algoritmo inteligente. Pero eso sí, hay que saber plagiar con solvencia y desparpajo. Introducir pequeños cambios aquí y allá. Plagio creativo. «¿Esto lo has copiado del chat de mierda?», preguntará alguien. «Copiado no, influenciado estilísticamente. Tecnológicamente», alegarás. ¿Y quién te puede reprochar estar influenciado por la IA? Todo dios lo está. En fin, que si la literatura, las ideas y el conocimiento van a ser robóticos, y ese avance te dejará sin trabajo, plágialo. Robotízate. Con creatividad.