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A la vista de que en una semana hay elecciones, se constata que a los distintos partidos se les han agotado las propuestas. Es natural, dada la intensidad de la campaña. Los resultados son inciertos, según atestiguan las encuestas. Se ofrecen a continuación una serie de propuestas, sencillas de implementar que, de ser adoptadas por cualquier formación, implicarían un vuelco seguro. Urge, en primer lugar, implantar una moratoria del uso del aguacate en bares y cafeterías de Mallorca. El asunto empieza a ser acuciante ante la proliferación de locales que basan su menú en tostadas con dicha fruta tropical. Se ignora por qué alguien que hace miles de kilómetros por llegar a la Isla opta por repostar en un local en el que ofrecen exactamente el mismo puré verde que en el bar de la esquina de su casa, pero lo cierto es que las cafeterías con tostadas de aguacate lo invaden todo. Como producto expulsa lo autóctono y coincide con una homogeneización de la decoración de los locales. Contribuye a convertirlo todo en un decorado. Se podría hacer alguna excepción con aguacates producidos aquí, aunque tampoco conviene levantar la mano demasiado. Otra medida necesaria es establecer algún tipo de tasa sobre la laca de uñas. La abundancia de establecimientos dedicados a la manicura en los últimos meses garantiza una pingüe recaudación. Nadie cuestiona ya la ecotasa. Esta promete más fondos. Ya se verá a qué se dedican. Falta algo por hacer con las heladerías artesanas. De tantas que hay, parecería que la primera industria local es la fabricación artesana de helados. Al menos sería necesario un pequeño límite a la pigmentación de los distintos sabores. No puede salir gratis vender algo artesano con nombre de pitufo. Con estas tres medidas tendríamos un entorno más acogedor. Faltan las tiendas de souvenirs y tatuajes, pero no se puede todo de una vez.