Si un economista anuncia que va a venir una crisis económica, háganle caso: tarde o temprano, esa crisis llegará. La forma de la misma tendrá perfiles distintos, en función de sus causas. Pero los economistas sabemos, desde las aportaciones de los clásicos y los trabajos de Kuznets, Jutglar, Kichin, Kondratieff, Schumpeter (y buena parte de la escuela austríaca en economía), junto a las evidencias históricas, que los ciclos económicos existen en economía. Y que, por tanto, las crisis de ajuste aparecerán: bien por causas financieras, de sobreproducción, de estrangulamiento de la oferta, o por causas ajenas a la propia economía (como es el ejemplo del coronavirus). El reto para el economista es acertar el momento cronológico –entendido en un sentido amplio– en que esa crisis se hará efectiva. Es decir, cuándo se producirá. Porque señalar que se va a engendrar una crisis, ya lo sabemos: desde el primer curso de Facultad; no hay en esa afirmación novedad alguna. Lo importante sería concretar el tempus, y evidentemente acercarse a la realidad, en caso de que se acierte. Esto es lo que falla a estos verdaderos profetas agoreros, cuyas soflamas están muy presentes en medios de comunicación y redes sociales. Y cuyos mensajes impregnan el relato económico crítico de los partidos conservadores. Éstos han hecho suyos los argumentos derrotistas, tremendistas, en forma de una reedición de la teoría del caos: el orden llegaría, entonces, con el desembarco de las fuerzas conservadoras, con la aplicación de sus recetarios ortodoxos.
El problema para esos augures del desastre es la propia realidad. Los datos, que son tozudos y abundantes, insisten en desacreditar las perspectivas que ellos tienen. Y a pesar de cifras, informes, documentos, declaraciones, realizados por instituciones de referencia, que van en dirección totalmente contraria a lo que ellos dicen, esos economistas persisten, obstinadamente, en negar lo que incluso las palestras liberales (The Economist, Financial Times, por poner sendos ejemplos) más respetadas están subrayando: que no tienen razón. La economía es, entones, pasto de la ideología más casposa: sin rigor, sin seriedad.
4 comentarios
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y esto lo escribe el que dejó tiritando la Consellería de Economía. Bueno, igualico que la Montero, que dejó un agujero en Andalucía y ahora es Ministra de Hacienda. Cosas del PSOE, ya conocemos las mentiras de su jefe
AngelcaídoEls sous a França són més alts sí, tant com el cost de la vida allà… Les dades d’inflació no són tan dolentes com s’esperava i manco si les comparam a les altres països europeus. T’aferres a un clau calent però després te molestes quan es critica que la dreta espanyola és tremendista i intolerant als valors democràtics.
AngelcaídoOtro aumento suyo sin sentido para intentar atacar al gobierno. Sabe usted cuánto cuesta un café en Francia? El salario es el doble pero el precio de los prisioneros y servicios también. España, gracias a las medidas tomadas por este gobierno es uno de los países de la UE que mejor ha controlado la inflación, de hecho ahora es de las más bajas de Europa... Pero ya sabemos su forma de pensar, cuanto peor le vaya a España mejor para usted y su partido, así prevén atacar al gobierno
Eso es parecido que decir que ESPAÑA sufre menos INFLACIÓN que FRANCIA cuando los sueldos son muy inferiores en nuestro pais.... A quien le cuesta más pagar la inflación?