TW
7

El libro Els Morts, de José Miguel L. Romero, relata las primeras muertes de la Ibiza republicana. Fueron tres miembros de la misma familia: el cura de San Carlos, su padre y su hermano. El autor explica que los dos primeros murieron en la misma parroquia, donde residían, porque allí se enfrentaron con escopetas a los milicianos antifascistas que acababan de desembarcar en la isla. Muchas fuentes daban a entender que cayeron en combate pero hace poco las memorias del anarquista Tòfol Pons han revelado la verdad.

La mañana del 8 de agosto de 1936, una columna de milicianos catalanes dirigida por el capitán Bayo desembarcó en el norte de la Ibiza franquista. Avanzaban poco a poco, con precaución, pero un grupo de anarquistas y otro de marineros conocidos como la Guardia Negra decidieron adelantarse porque no encontraban oposición. Según el diario de uno de los marineros, ocurrió lo siguiente: «Después de andar dos kilómetros y medio, llegamos frente a la iglesia de San Carlos con bandera blanca. Fuimos recibidos con descarga cerrada hecha desde dentro del edificio. Contestamos con un nutrido fuego y después fuimos al asalto, a pecho descubierto. En la iglesia murieron un cura y un individuo con uniforme de oficial del ejército».

El anarquista menorquín Tòfol Pons estaba también allí y revela cómo murieron exactamente: «Llegamos a San Carlos y en la plaza de la iglesia fuimos recibidos a tiros de escopeta. Bayo dijo que diéramos la vuelta a la iglesia para que no se escapara nadie. Hubo un fuerte tiroteo y al final se sorprendió a los francotiradores: era el cura y su padre. Fueron fusilados enseguida en la misma plaza. El cura era alto y fuerte; su padre era pequeño y delgado».

Se trataba de Antonio Tur Costa, sacerdote de 33 años, y su padre, Antonio Tur Clapés, payés de 65 años. Los marineros requisaron una camioneta y avanzaron sin ningún tipo de apoyo hasta Santa Eulària, donde ejecutaron al otro componente de la familia, Vicente, payés de 38 años. Poco después llegaron los anarquistas: «Al llegar a Santa Eulàlia no se veía a nadie, sólo un cadáver en el suelo. Era el hermano del cura de San Carlos, al que habían fusilado los marinos por ofrecer resistencia». Este grupo de marineros avanzaría con la misma temeridad una semana después en Mallorca y sería aniquilado en una emboscada.

La diócesis de Ibiza exhumó en 2018 los cuerpos de San Carlos y ambos presentaban heridas de bala en la cabeza. Su objetivo es canonizar a los 21 religiosos asesinados durante el mes que Ibiza estuvo bajo control republicano.

José Miguel L. Romero relata también la increíble historia del sacerdote Vicente Ferrer Guasch, alias Cama, que sobrevivió de milagro al fusilamiento masivo de 93 personas en el Castillo de Ibiza. Llegaron a darle el tiro de gracia pero la bala le atravesó la cara y sobrevivió. Ofició misa toda la vida con una voz ronca muy característica debido a aquel disparo. Murió en 1986 y desde 2007 hay un monumento a su memoria en la iglesia de Sant Joan de Labritja.