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Ya quisiera hoy recibir en casa algún monumento de aquellos que hacían época, como nuestra Marilyn Monroe de finales de los cincuenta, capaz de revolucionar la estética de cualquier quinceañero de entonces. Pero no. Lo que me avisan que recibiremos en breve, es el monumento als països catalans. Será en el paseo de Sagrera, junto al de Ramon Llull. Ya tienen la maqueta y quizás lo veremos convertido en realidad antes de las próximas elecciones. El alcalde José Hila nos ha dicho: «Tanto si me votáis como si no, ya lo tenéis. Lo prometido es deuda».

Me emociona esta prontitud. Y me plantea una serie de interrogantes. Primero por qué en Palma. Quedaría mejor en Inca, capital de la Part Forana. Por tradición los palmesanos nunca hemos ido de fantasmadas como la de los países catalanes. Los utópicos foráneos sí. De ahí que piense que este regalo habrá obedecido a los intereses de Més, presionando a un PSOE en momentos complicados. Hila no se ha dado cuenta de la manzana envenenada que le han dado a tragar. ¿Cuántos votos le dará el mordisco desde la izquierda? Temo que muy poquitos. El sabrá.

Segundo interrogante: Palma es un municipio que masivamente habla en castellano, pese a la dictadura catalanista. ¿Cuántos palmesanos votarán a Hila tras admirar el monumento a la catalanidad? Se les podrá obligar a comprar en catalán, pero, como el voto es secreto, podrán votar en libertad. ¡Menudo chollo! ¿Lo ha pensado bien nuestro Hila? ¿Ha cavilado nuestro primer ciudadano sobre por qué todos nuestros periódicos, salvo uno, que nadie lee, salen publicados en castellano? A más de uno de gustaría que UH, tras una noche de borrachera, saliese impreso en catalán. Pero que esperen, a no ser que caiga alguna subvención multimillonaria que supere pérdidas.

Me pregunto también otra cosa: en Palma hay más alemanes que catalanes, incluso más forasters que descendientes de nuestra ancestral ciutat tancada. Palma, con poca herencia catalana, puesto que los cataláunicos, procedentes de Bélgica, no alcanzaron el Mediterráneo hasta avanzado el siglo XI. Antes sería romana, bizantina y árabe. La había fundado Quinto Cecilio Metelo un siglo largo antes de comenzar la Era cristiana. No sé lo que es profesionalmente nuestro actual alcalde, pero historiador no es. Tampoco sé en qué consistirá su monumento a los países catalanes. Quizás tres lenguas entrelazadas, no parlantes, sobresaliendo de entre las aguas del Parc de la Mar.

Hila, nacido en Mallorca, pero carente de la sibilina mala leche de los mallorquines, ha sido engañado y seguramente por los suyos. Veremos la fortuna que le deparará tamaña felonía. Imagino a nuestros menestrales, que ya no quedan en la ciudad, o a nuestros tenderos, hoy convertidos en dependientes de El Corte Inglés o de los supermercados de Marratxí, aplaudiendo a la catalanidad, mientras se descubre el monumento a las tres lenguas, todos juntos algo más de dieciocho. También imagino a los quince que quedan de La nostra terra, estos sí catalanes de pro, además de intelectuales reconocidos. Dudo de una masiva asistencia de botifleurs, menos aún de chuetas, a quienes los catalanes han privado de competencias. Total, será un baño de masas, puesto que Hila contará con el desplazamiento de Més desde los pueblos más alejados, con senyeres a la cubana y balangueres. Habrá que verlo.