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El hallazgo de los cuerpos de tres mujeres en Manacor y la excavación de la fosa de la playa de sa Coma ha despertado el interés por los milicianos de la Batalla de Mallorca. En el Gobierno acostumbran a llamarlos ‘republicanos’ cuando eso es un reduccionismo interesado. En los últimos años se ha ocultado deliberadamente que gran parte de los antifascistas, por no decir la mayoría, luchaban por la revolución.

Los hombres y mujeres que desembarcaron con el capitán Bayo en agosto de 1936 pertenecían mayoritariamente a tres organizaciones: Estat Català, CNT-FAI y PSUC-UGT. Sus aspiraciones, hay que decirlo claro, no eran la defensa de la República democrática capitalista de 1931, sino la independencia de Catalunya, el anarquismo y el comunismo, respectivamente. Negarlo es hacer un flaco favor a su memoria. Lo explicaré a través de la voz de tres de sus líderes.

El número 2 de Estat Català, Josep Maria Xammar, afirmó sobre el Desembarco de Bayo lo siguiente: «Esta empresa tenía bases nacionalistas catalanas. Cada partido quería tener un frente de guerra bajo su hegemonía. El frente de Mallorca era idea y realización de Estat Català en funciones de máximo exponente del nacionalismo catalán. No queremos ni podemos negar la participación en la aventura mallorquina de fuerzas de los otros partidos y de las sindicales pero es de justicia reconocer, a pesar de la dirección técnica de militares españoles (Bayo y Zapatero, principalmente), que Mallorca fue el intento de los nacionalistas catalanes para integrar la vieja confederación catalano-aragonesa. La empresa fue abandonada por el vil chantaje del entonces ministro de Defensa español, el unitario señor Prieto».

El menorquín Tòfol Pons fue un miembro destacado de la columna anarquista que luchó en el sector de Son Servera. En una entrevista publicada en la revista Perlas y Cuevas en 1986 explicó por qué vinieron a Mallorca: «Nuestro objetivo era organizar la revolución en los lugares conquistados. Es decir, que nuestro propósito no era hacer solamente la guerra, sino con ella la revolución, porque sabíamos lo que una República significaba en contenido social y no queríamos arriesgar nuestras vidas para volver a un sistema del cual ya habíamos sido víctimas».

El periodista comunista Francisco de F. Soria publicó en 1937 un libro titulado Mallorca… por qué fuimos y por qué la abandonamos. Él cubrió la batalla para el diario Mundo Obrero y lamenta que entre los desembarcados había «demasiadas banderas», cada una de su ideología. Cuenta el caso de un soldado del bando enemigo que tardó varios días en pasarse a la zona antifascista porque nunca veía en ella una bandera republicana sino «separatistas», comunistas y anarquistas. «Estos no son los míos», pensaba. «A punto estuve de renunciar a mis deseos de evadirme del campo faccioso, pero ayer comprobé que, sobre un árbol de estas trincheras-parapetos, ondeaba la bandera de la República. Si en vez de tantas banderas, hubieseis traído una sola, muchas cosas hubiesen pasado de otra forma y en beneficio de todos».