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Durante varios años publiqué en la revista Brisas, de Ultima Hora, reportajes sobre las distintas agrupaciones musicales que hay en Mallorca: bandas de música, corales y agrupaciones folclóricas. Son numerosas; no hay pueblo en la Isla que no tenga sus agrupaciones musicales, éstas que les lleva a un mundo mágico en donde eres libre de ser y sentir. Es como un tesoro escondido que une a todos. Una agrupación musical no entiende ni de edades, ni de economía, ni de política. No hay distinción ni de razas ni de lenguas. Todos hablan el mismo lenguaje, el único que entiende todo el mundo. Una pieza musical se interpreta de igual manera en Japón, en China o en América. Todos se entienden. Hablan el mismo idioma. Interpretan la misma partitura.

¿Qué tendrá la música que une a todos? Porque sale del alma, que se mezcla con los sentimientos. La música es la voz del Creador, de la naturaleza, que surgió del zumbido del viento, del rumor del río, de la cantata de la lluvia, del canto de los pájaros. Cuentan los relatos griegos que Orfeo era tan hábil para tocar la lira que, para oírlo, las rocas cambiaban de sitio, los árboles se inclinaban, los ríos se detenían y las fieras se amansaban.