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El PP de Alberto Núñez Feijóo se ha acercado a Vox, como demuestra que en la moción de censura el martes pasará del no a la abstención. La razón es simple: el proyecto de Feijóo pasa por reeditar gobiernos de coalición con la extrema derecha allá donde sumen». Tras escuchar estas palabras del presidente del Gobierno en el comité federal del PSOE no consta que alguno entre los asistentes se atrevieran a comentar el grado de cinismo que revelan estas palabras. Sorprende tan silente mansedumbre ante semejante exposición en boca de quien en junio de 2017 cuando Pablo Iglesias presentó la primera moción de censura a Mariano Rajoy ordenó al PSOE quedarse en la abstención. Todos los asistentes sabían que Pedro Sánchez preside un Gobierno de coalición con el movimiento de extrema izquierda Podemos; que en Navarra María Chivite, del Partido Socialista, gobierna gracias a que en su día se abstuvieron cinco de los siete diputados de EH Bildu; que en Cataluña el PSC, acaba de salvar los Presupuestos a Pere Aragonès, líder de ERC, partido a cuyos dirigentes el propio Sánchez indultó tras haber sido condenados por el ‘procés’; y, en fin, todo el mundo sabe, también, que en Baleares, la señora Francina Armengol, líder regional del PSOE, gobierna con Podemos.

Sorprende el elevado grado de cinismo que empuja a estigmatizar al PP –que gobierna en Castilla y León en coalición con Vox– cuando el PSOE se apoya y forma gobiernos con partidos de extrema izquierda. Sánchez insiste en aventar el fantasma del miedo a Vox. Ahora en un ejercicio de amnesia reprocha a Núñez Feijóo que no quiera saber nada de la moción de censura que presenta a Ramón Tamames como candidato. Vive en un mundo paralelo en el que al parecer lo de menos son los hechos y lo que cuenta es la construcción de un relato alternativo. Su percepción de la realidad mejoraría mucho sí en lugar de vivir aislado se atreviera a salir de La Moncloa para encontrarse con la gente... sin selección previa de figurantes.