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Se ha hablado más en Mallorca de Eivissa en esta última semana que en toda legislatura. Porque en Palma han descubierto que Vicent Marí está imputado por conceder un contrato de 250.000 euros a una productora que tuvo por encargo un vídeo promocional tras el estado de alarma, cuatro veces menos de lo que pagó Negueruela por el concierto de los 40 principales, por cierto. Conviene aclarar algunas cosas para todos aquellos que han descubierto el gran escándalo ibicenco hace apenas unos días. En primer lugar la Fiscalía se querelló contra Vicent Marí en septiembre y no en febrero de este año, un dato más que relevante para entender que ahora existe un componente electoral y en septiembre importaba un poco menos el asunto. Segundo, dicho contrato se aprobó con informes a favor del secretario de la institución, pero sí es cierto que Intervención puso reparos aunque se formalizó por emergencia como otros muchos contratos de aquellos meses.

También conviene saber (Pilar Costa no lo dirá, claro) que existe una enemistad histórica entre la interventora y Vicent Marí por unos complementos salariales que el president del Consell d’Eivissa eliminó cuando asumió el cargo. Tercero, el asunto saltó porque lo denunció el PSOE ante la Oficina Anticorrupción, pero sorprendentemente Marí no fue citado para explicar su postura. Como ya sabemos de quién depende la Oficina Anticorrupción, y quién ha nombrado a su director, el asunto pasó a manos de la Fiscalía, que tampoco ha dado muchas muestras de imparcialidad durante estos años. Total, que Vicent Marí se encuentra imputado y tenía que declarar el 9 de febrero, pero la declaración se aplazó porque la interventora cambió de abogado. Curiosamente, la funcionaria ha fichado al exfiscal Pedro Horrach, que ha solicitado que Marí declare antes de las elecciones y no el 2 de junio, tal y como ha fijado la jueza encargada del asunto.

Ya veremos qué decide el juez al respecto, pero a estas alturas de la película no es casual que el PSOE intente dañar la imagen del presidente ibicenco, que si un desastre no lo remedia volverá a ganar las elecciones (eso se da por seguro en Eivissa) y solo existe el interrogante de si los populares ibicencos ganarán algún diputado más respecto a 2019. Todo parece que sí. Si a esto le añadimos que en Formentera la derecha de nuevo tiene posibilidades reales de conseguir el escaño, el nerviosismo está más que justificado en el Consolat. No hay semana que Armengol no visite las Pitiusas para inaugurar, reunirse o presentar proyectos junto al candidato al Consell, Josep Marí Ribas, un político con muchas décadas en activo que no apasiona excesivamente ni a los suyos. Por lo tanto, todo tiene una explicación, más allá de lo que dicen sin saber muy bien el motivo.