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Un incidente es algo que sucede en el transcurso de algo, incidiendo en el asunto y alterándolo, y aunque se parece bastante a un accidente, y todo accidente es también un incidente, no alcanza esa categoría al ser más vago e impreciso, razón por la que cualquier gánster ilustrado prefiere ordenar a sus sicarios «Que parezca un incidente», y no el clásico «Haz que parezca un accidente». Al sicario, naturalmente, esas sutilezas lingüísticas le dan igual, y procede como siempre. Y aunque el término incidente se refiere a cualquier tipo de percance o pormenor de un asunto (una sesión parlamentaria, un partido de fútbol, una cita romántica), cuando la gente oye esa palabra de inmediato la relaciona con disputa, pelea o riña, es decir, con cosas que inciden de verdad. De ahí que mientras los hechos pierden importancia y espacio en los informativos por el embate de los bulos (los llamados ‘hechos alternativos’), los incidentes proliferan, y casi todas las noticias constituyen un relato de incidencias se informe de lo que se informe. En las ruedas de prensa el incidente es un clásico. El incidente del líder Feijóo, asegurando que el cristianismo no mata en nombre de Dios, cuando le lleva al Islam 500 años de ventaja en la materia. El incidente inexplicable de Xavi diciendo «lo siento por Dani», y farfullando luego vagas excusas. Los ya numerosos incidentes de la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual. El largo incidente del perro del hortelano judicial, que ni come ni deja comer. La prensa, como las novelas negras, está llena de incidentes, es su material de trabajo, y abarca todas las secciones. Incidencias del partido, dicen los cronistas deportivos. Incidente en el Congreso, pregonan los titulares. La jornada transcurrió sin incidentes, nos tranquilizan a veces. Demasiados incidentes, diría yo; la actualidad cada vez se parece más a la sección de sucesos, que es como antes se llamaba a los incidentes. Y claro, cuando una palabra se repite mucho, va girando sobre sí misma y cambiando de sentido, hasta que ya no significa nada. El público la coge por las hojas, como a los rábanos, y es oír incidente y pensar en peleas y altercados. Lo que de verdad incide.