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Apoco más de cien días para que se celebren las elecciones de mayo, Pedro Sánchez le ha visto las orejas al lobo. Se le apareció en forma de encuestas. Todas, salvo la cocina recreativa del CIS, señalan en la misma dirección. El escándalo de las excarcelaciones-una treintena- y las rebajas de penas a violadores y agresores sexuales -400- se está reflejando en los sondeos de intención de voto. El fiasco electoral que pronostican al PSOE ha sido el detonante para que Pedro Sánchez haya dado marcha atrás.

Por el camino de la rectificación, el Grupo Parlamentario socialista, de la mano de un Patxi López, ha registrado una proposición de ley para modificar la del 'solo sí es sí’. En esencia lo que plantea es volver a las penas de la ley anterior. Es una iniciativa de la parte socialista del Gobierno que repudia Podemos, la otra fracción del Ejecutivo de coalición. Ante la evidencia de que la proposición es una vuelta atrás para recuperar la ley que estaba en vigor hasta que la ministra Irene Montero decidió que quería pasar a la Historia con su ley, López ha intentado disimular la rectificación –que venía reclamando el PP– y lo ha hecho cargado contra los populares quienes, por cierto, se han ofrecido a apoyar el proyecto.

Falta saber qué opina sobre este asunto la vicepresidenta Yolanda Díaz, que si bien forma parte del conglomerado morado empotrado en el Gobierno, tanto ella, como su compañero Alberto Garzón son la cuota comunista del Izquierda Unida y tal y como van las cosas –y las encuestas– tal vez aprovechen la circunstancia para alejarse de los efectos letales del escándalo provocado por las excarcelaciones y rebajas de penas.

Sea cual fuere el devenir parlamentario, por sorprendente que pueda parecer, ni se espera que la ministra Irene Montero vaya a presentar la dimisión por sentirse desautorizada, ni, todavía más sorprendente, no parece que Pedro Sánchez tenga intención de destituirla aunque solo fuere para intentar disimular su responsabilidad en el fiasco que ha provocado la ley.