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Medio millar de rebajas en las condenas y la exarcelación de decenas de agresores sexuales están siendo las condiciones necesarias para que, con un retraso de meses, el Gobierno decida reformar la Ley de Libertad Sexual, más conocida como la de ‘solo sí es sí’; un texto promovido desde el Ministerio de Igualdad que dirige Irene Montero. Supongo que tanto el PSOE como Unidas Podemos debían sospechar que los medios de comunicación se cansarían de detallar el goteo de resoluciones judiciales que beneficiaban, como no podía ser de otro modo, a los reos. Craso error. Los socialistas, que se juegan mucho el próximo 28-M y en especial su secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, han decidido rectificar el texto a pesar de las reticencias que todavía mantiene Montero; cuyo desconocimiento del marco jurídico español le hace rayar en el más espantoso de los ridículos.

Al margen de la dramática situación que se ven obligadas a vivir las víctimas de los agresores sexuales cuando ven aminoradas las penas, lo más llamativo es el tancredismo hipócrita con el que Sánchez acepta los desplantes de sus socios. Cabe preguntarse si esta actitud genuflexa –traducida también en concesiones al independentismo catalán sin ninguna contrapartida seria– ante los mandarines de Unidas Podemos la comparten los votantes del PSOE. Me pregunto si la condescendencia de los dirigentes socialistas con sus aliados es fruto de la complicidad –reparto de papeles para contentar a la parroquia– o, y lo veo más factible, la absoluta falta de dignidad política; la cuestión es seguir en el cargo a cualquier precio. Esta actitud la comparten ambas formaciones políticas.

Y es que ya me dirán si el vídeo que enlaza a Pedro Sánchez con Santiago Abascal, presidente de Vox, lanzado por los podemitas a cuenta de la Ley de Bienestar Animal es de recibo. Los socialistas, de nuevo, hacen como el que oye llover en una clara prueba de deslealtad de sus socios. Sólo una clase política apesebrada como la actual es capaz de soportar una situación como la vive España en estos momentos, no es un Gobierno de coalición el que se sostiene en La Moncloa; su único nexo de unión es el poder por el poder. No hay ideología y dignidad, sólo intereses personales.

La otra cara

La encuesta del IBES tiene que provocar una seria preocupación en el PSIB, entre otras razones porque desde Madrid Sánchez pone en entredicho la estrategia de Armengol, que a la chita callando ha anulado la proyección exterior de sus socios en el Govern; incluso cuando rectifica como en el caso del catalán y los sanitarios. Tengo la impresión que cada informativo en el que se habla del Gobierno central cae un puñadito de votos de la progresía balear, aunque cuestión distinta es que vayan al capazo de los conservadores. En el PP de Marga Prohens reciben con los brazos abiertos a la militancia de Ciudadanos, circunstancia que puede que recomponga algo del fragmentado escenario de la derecha. Faltan menos de cuatro meses para los comicios municipales y autonómicos y en las Islas se vuelve a respirar de nuevo el ambiente de siempre, ese empate técnico que se resuelve en el último mento.