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Hay quienes, para denostar a un grupo musical, a un o una cantante que no son de su agrado, recurren al método de reproducir un fragmento de la letra de una de sus canciones. Como si la música fuera un asunto de letras, sin más. Utilizando este método, grupos como los Beatles o los Rolling no pasarían de orquestas verbeneras (con todos mis respetos por las orquestas verbeneras). La cosa va de conjunción, de conseguir lo que te proponías. Cuando hablamos de bandas musicales, de solistas, un «oh, nena, no te vayas» bien cantado, bien acompañado, puede ser sublime. En fin, tal vez uno de los males de nuestro tiempo estribe en confundir, de manera permanente, gusto personal con verdad universal.

¿Qué sería de nuestros debates, tan acalorados, sin esta especie de presbicia? Pero mejor aporto un ejemplo concreto, que la abstracción la carga el diablo. Pienso en la canción Nothing Else Matters, de Metallica, concretamente, en la versión que Lucie Silvas se marca junto a la Metropole Orchestra. Un temazo, o lo yo siento como un temazo. Bien. Pues la letra, leída al margen de la música, al margen de la voz de Lucie Silvas, no deja de ser una cosa tontaina, casi sonrojante, digna del premio Espasa de poesía. Buenos días.