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Regalar libros en Navidad es una buena idea. Cuando regalas un libro a alguien, estás diciendo mucho de esa otra persona y de ti. Al destinatario del obsequio le atribuyes bellas cualidades además de un grado elevado de importancia en tu vida. No regalamos los libros que escogemos a cualquiera. No compramos libros por obligación, aburrimiento o compromiso, sino que lo hacemos movidos por la ilusión. Entrar en una librería, recorrer sus estantes con la mirada, detenernos en uno u otro título, dudar en la elección porque nos sentimos atraídos por muchos, acabar escogiendo ese libro específico para aquella persona en concreto es un ritual maravilloso.

A veces regalamos un título que ha sido esencial para nosotros. Hay historias que, una vez leídas, nos cambian. Nos han planteado interrogantes, nos han hecho cuestionarnos viejas certezas, han sido un revulsivo para el alma, o el descubrimiento de un mundo inesperado. Entonces sentimos el deseo de compartir las emociones que ha despertado una lectura con alguien. No se trata de una persona cualquiera. No es un simple conocido. Es alguien que forma parte de nuestra vida. Por eso queremos compartir todas esas emociones que son mucho más que un regalo.

En otros casos, regalamos libros que caen por azar en nuestras manos. Quizás hemos oído hablar de su autor, o de la fuerza de su historia. Son elementos suficientes para despertar nuestra curiosidad. Queremos descubrirlo y compartir ese descubrimiento, que intuimos magnífico, con alguien que nos importa.

Hay algunos libros que he regalado docenas de veces en mi vida. No me gusta prestar libros que llevan impresa con tinta invisible la marca de mi mirada, la huella de mis dedos, los compases de mi respiración al leer sus páginas. Prefiero regalar libros a quienes quiero. Sé que ellos los llenarán con sus propias miradas, que dejarán entre las páginas la imprenta de sus manos y el aleteo de su aliento. Eso hace únicos los libros en papel: son tan nuestros porque al leerlos los incorporamos a la mente y al cuerpo.

En Navidad es bonito regalar un libro. Es decirle a su destinatario que leer nos acerca a los demás, y que queremos vivir cerca de sus sueños.