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Salen a la luz las tasas de absentismo laboral del segundo trimestre del año –abril a junio– y sorprende la lectura que desde el empresariado se hace de los datos. El absentismo ha crecido un 12 %, con especial intensidad en tres regiones del norte de España (País Vasco, Cantabria y Asturias), que no son zonas con fama precisamente de poco trabajadores. Es lógico que al dueño de una empresa le preocupe la falta de uno de sus empleados, puesto que sus tareas se quedan sin hacer o tiene que remover al personal para intentar cubrir el agujero. Sin embargo, la inmensa mayoría de los que se ausentaron lo hicieron con baja médica, aunque hay un 22 por ciento que no justificó la falta. Todos los trabajadores tienen derecho a tres días de ausencia sin baja médica. Porque, parece que a veces se nos olvida, los obreros son también seres humanos. Incluso las máquinas se rompen de vez en cuando y llamamos al técnico para que las arreglen y esperamos pacientemente a que llegue la pieza de repuesto.

Cuando uno es una persona pueden fallar cien cosas en la vida, no solo concernientes a la salud. Si además de persona eres padre, hermano o hijo, hay ocasiones en las que los que fallan son ellos y tú tienes que estar ahí. Existen imponderables, como que se te rompa el lavavajillas y se te inunde la cocina, como que a tu perro le dé un parraque y tengas que salir corriendo al veterinario, como que pases una noche horrible porque tu bebé no duerme y seas incapaz de rendir, que el coche no responda por la mañana, que haya huelga de trenes... Seguramente al dueño de la empresa, incluso al funcionario que hace la estadística, también le pasen cosas e incluso haya tenido que faltar alguna vez. O ¿acaso ellos no son humanos?