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Serio aviso para EuroLa semana pasada conocimos que un grupo de ultraderecha planeaba un golpe de Estado en Alemania. Decía el domingo Jorge Dezcallar que, aunque parezca una cosa ridícula no deja de ser grave. Ciertamente, que nadie se lo tome a risa.

Lo grave es que en Alemania y en la Unión Europea, donde la democracia está firmemente asentada y consolidada, algunos ilusos puedan plantearse romper el orden y el sistema que les ha dado el mayor periodo de paz, de estabilidad y de crecimiento de la historia de Europa. Lo preocupante es que algunos no encuentren en el sistema democrático actual el marco para la solución de los problemas. ¿Hay un hartazgo de la política tradicional?

En las corridas de toros (hoy en franca decadencia), cuando el torero tiene dificultades para poner fin a la faena con el estoque, recibes varios avisos de la presidencia del festejo. Al tercer aviso, el toro es devuelto al corral para escarnio y desprestigio del torero. En la Unión Europea puede que lo de Alemania sea ya el segundo aviso. El primero lo han dado Polonia y Hungría, dos países que, una vez recuperada totalmente su soberanía nacional tras la caída del comunismo, no se sienten con ganas de poner en común esa soberanía con otros países en el proyecto europeo. Como me dijo una vez un profesor lituano «no nos hemos liberado de la ‘Unión’ (soviética) para entregarnos ahora a otra ‘Unión’ (europea)».

El descrédito de los partidos tradicionales está provocando el renacimiento del nacionalismo. Desaparecida la democracia cristiana en Europa y debilitados los partidos socialistas, el campo se ha abierto para los extremistas, para los antieuropeístas. Es increíble que el llamado grupo de los conservadores y reformistas europeos en el Parlamento Europeo esté presidido por Ryszard Legutko (miembro del partido polaco PiS, antieuropeo,) quien afirma en sus libros que liberalismo y comunismo son las dos caras de la misma moneda.

Aquellos que ofrecen soluciones simples tienen mayor audiencia que quienes se esfuerzan en presentar soluciones justas y, por tanto, más complicadas. Polonia y Hungría han sido severamente amonestadas por la Comisión Europea por su falta de respeto al estado de derecho. Tenemos el enemigo en casa, con un aumento de las agrupaciones políticas de ultraderecha y ahora con un intento de alterar el orden democrático en Alemania.

Al tercer aviso puede que no haya margen para recuperarse. ¿Estamos ya ante él a la vista del escándalo de los sobornos en el Parlamento Europeo? Cuidado. Apostemos por la moderación y la honradez.pa