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Expertos en distintos campos de la actualidad, al exponer sus conclusiones, van teniendo necesidad de inventar nuevos vocablos. Últimamente estamos acostumbrados a leer, en estudios que analizan lo pasmosamente insólito que está pasando ahora en algunas universidades de Estados Unidos, expresiones nuevas como ‘cultura de la cancelación’ y términos nuevos como ‘tecnofascismo’.

Últimamente, los expertos han colocado sobre el pedestal la palabra ‘algoritmocracia’. ‘Cracia’ nos suena a ‘poder’ por lo acostumbrados que estamos en explicar el término democracia como el poder del pueblo. Advierten que ahora quienes poseen el poder real son los algoritmos, estos productos de la combinación de datos que almacenan las máquinas robóticas a través de las informaciones que todos los usuarios de redes sociales les estamos aportando a través de nuestros aparatos conectados. Otra palabra a la que los estudiosos van rindiendo pleitesía es ‘comentocracia’, se trata del exorbitado poder ejercido por los comentaristas sobre las opiniones y los gustos del público, sea por parte de influencers o tiktoks individuales o de reality shows grupales. Anotemos el dato: los amos del tinglado mundial nunca mueren, simplemente cambian de sillón. Hoy, el poder más real no está al frente de Downing Street, Moncloa o Élisée, sino detrás de máquinas que maquinan y de micrófonos que amañan. Actualicemos, pues, nuestras obediencias y voceemos gregariamente: ¡A sus órdenes, influencers! ¡A sus órdenes, algoritmos!