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Llega la Navidad y es el momento de empezar a pensar en los regalos a nuestros seres queridos. Tal como está el patio, con el árbol con luces de bajo consumo o con restricciones horarias (los de casa, que en la calle parece que hay barra libre), sin aguinaldo, con la vista puesta en el euríbor y un montón de mantas para ahorrar algo en calefacción, los libros se han convertido en valor seguro. El precio de una novela, un ensayo, un poemario o una obra de teatro no es excesivo y tiene muchas ventajas: garantizan entre seis y diez horas de placer lector, no caducan, se pueden volver a leer cuando quieras, los puedes compartir, no necesitan recargar la batería, te hacen viajar, estimulan la imaginación, mejoras la escritura, la ortografía y la comprensión general y es un invento con más de cinco siglos de antigüedad. Además, los libreros siempre están para ayudar en la elección. ¿Alguien da más?