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El Mundial de Fútbol sacude cada cuatro años las conciencias independentistas. Los rufianes liberan al español que llevan dentro porque a la selección no se le puede odiar. Un golazo del mallorquín Asensio a pase de Jordi Alba es insuperable. Veo a nuestros Barcelós, Nogueras y Apesteguias gritando «¡gol!» con lágrimas en los ojos mientras abrazan a sus cuñados de Vox. Luego se sacuden un poco el jersey, miran alrededor y aquí no ha pasado nada.

La selección, seamos sinceros, tiene un no sé qué. Ya puedes haberte escolarizado en el Mata de Jonc y ser hijo de Macià Manera que si tienes una pizca de corazón, apoyarás a España en el Mundial. Mil años de adoctrinamiento y autoconvencimiento se desvanecen cuando Puyol cabecea a la red entre once torres alemanas, cuando Casillas salva un duelo imposible contra la bala holandesa, o cuando Iniesta marca y su camiseta recuerda a todo el planeta que Dani Jarque siempre estará con nosotros.

Los que llevan toda la vida sembrando la división empezaron bien el Mundial de 2010. La derrota en el primer partido ante Suiza les llevó a titular «Espanya fa el ridícul». Cuando comenzaron las victorias, una tras otra, tiraron de eufemismos: «La selección», «La Roja», «Los de Vicente del Bosque», etc. No fuera a ser que asociaran la palabra «España» a algún éxito.

Recordemos que el verdadero ridículo lo hizo entonces la radio pública balear controlada por Més per Mallorca. El director de IB3 Ràdio tuvo que dimitir por censurar la información de España en el Mundial. Habían dado órdenes a los periodistas en ese sentido. Un ejemplo fue lo que pasó tras la semifinal que ganamos a Alemania. Yo vi el partido en el Molinar y la gente abarrotaba tanto las calles que tardé casi dos horas en llegar en coche a Palma. Una inmensa locura de banderas y euforia sin precedentes. Bien, pues el boletín informativo de IB3 Ràdio de después del partido no dijo nada al respecto. «Es que no es información de proximidad», decían. ¿Que los mallorquines ocupemos en masa las calles no es proximidad? Todo era una excusa porque IB3 Ràdio había enviado periodistas a cubrir la final de la Copa del Rey entre Athletic de Bilbao y Barcelona. Ahí no había nada de proximidad, pero se iba a pitar el himno y eso sí interesaba.

Ya puedes controlar la Educación y la Cultura que todo se deshace cuando millones de jóvenes vibran apoyando a los youtubers españoles en su partido de fútbol contra Francia del pasado sábado. España perdió 2-0 pero ver al vasco Ibai Llanos y el gallego Xokas haciendo piña en defensa de nuestros colores es insuperable.

Ya lo dice la canción Gora España de la banda navarra de punk Lendakaris Muertos: «Si me viese mi amatxo, si me viesen los colegas, me colgaban en la plaza por traidor y por idiota. Yo que soy más vasco que el árbol de Gernika, cuando juega la selección no sé lo qué me pasa. Juega España: ¡Ra ra ra! Los mundiales: ¡Va a ganar! Mi conciencia: ¡Me da igual! No puedo evitar gritar: ¡Gora España! ¡Gora España!».