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La curiosidad mata al gato, y normalmente se tira a la gata. ¿Disuade esto a curiosos y curiosas de persistir en sus curiosidades? ¿Les escarmienta? Para nada, ni mucho menos, más bien fomenta nuevas expectativas. Así pues, ¿acaso no existe realmente el famoso gato escaldado que del agua fría huye? No, ese gato es una leyenda urbana, una criatura mítica de puro sensata, y en la actualidad está demostrado que no sólo ningún gato escaldado (o gata escaldada) huye del agua fría, sino que tampoco huye de la caliente. ¿Y por qué? Porque le vence la curiosidad, una y otra vez, siempre. Es una fuerza poderosísima, a nivel de la gravitación universal o la propia estupidez. Mueve planetas, cómo no va a mover gatos y gatas. Si le preguntas a alguien por qué se ha metido en ese fregado, dirá que por curiosidad. No por la curiosidad de conocer, sino de saber qué se siente. Ah, la curiosidad sentimental. Personalmente ya me afecta poco, porque desde que soy septuagenario, el mundo me resbala como una gota de aceite sobre un trozo de tomate. Pero de joven sí que noté a veces las naturales curiosidades. Una vez en un tren camino del apeadero de Gorgullos Tardoia, en el asiento de delante había una chica cuya cara me sonaba. No la había visto en mi vida, pero que algo te suene es el ardid favorito de la curiosidad (tiene más, como que no te suene nada) para apoderarse de ti. El caso es que enseguida deseé que fuese mi examante. No tenía ganas de estar con ella, pero me apetecía haberlo estado, hace mucho. Seguro que así el viaje a Gorgullos sería más placentero. En fin, necedades de la curiosidad. No es que sea mala, al contrario, es la más sana de las virtudes y parte fundamental de la inteligencia. Lo malo es que siendo la fuerza más poderosa, ha engendrado un mercado global de curiosidades (expectativas, novedades) realmente pavoroso. Ya hablemos de política, cultura, información o ciencia, si no excita la curiosidad no vale nada. Es la única mercancía imperecedera del mundo. A la que se han unido las curiosidades digitales, como esa mierda del metaverso. Si es por curiosidad, nos lo tragamos todo sin rechistar. No es raro que mate al gato, y hasta se tire a la gata.